—Claro que sí. — El gerente Cruz seguía sonriendo y me dio una respuesta afirmativa con total confianza.
Yo seguía bastante confundido, casi me parecía que se había equivocado de persona.
Sin embargo, no dije ni una sola palabra.
Si se había confundido, pues que así fuera, lo aceptaba en silencio.
Total, no iba a quedarme mucho tiempo en ese lugar, y cuando él se diera cuenta, probablemente ya me habría ido.
—Bueno, entonces, disfruten de su tiempo, no los interrumpiré más.— El gerente Cruz se dio la vuelta y se marchó.
Una vez que el gerente Cruz se fue del lugar, Luna no tardó en preguntarme: —Óscar, ¿qué ha pasado? ¿Por qué el gerente Cruz te trataba con tanta cortesía?
Le respondí: —No tengo ni la más mínima idea, quizás se equivocó de persona. Mejor no le demos más importancia, al final nos ayudó a solucionar el problema.
—Vaya, no esperaba que Zorath, que siempre parecía ser tan tranquilo, fuese capaz de hacer algo así.
Mi cuñada estaba muy molesta.
El problema era que su hermana