Mi cuñada, claramente sorprendida, me preguntó:
—¿Qué te dijo mi hermana?
Le conté de forma resumida lo que había sucedido hace unos momentos.
Después de escucharme, soltó un repentino suspiro y comentó con un tono deexasperación:
—Alicia está loca. ¿Qué pretende con todo esto? Óscar, menos mal que no dijiste nada comprometedor. En el futuro, si vuelve a llamarte, simplemente no contestes.
Respondí con tranquilidad:
—Entendido, cuñada. Por cierto, ¿qué piensas hacer respecto a Raúl?
Mi cuñada guardó silencio por unos instantes antes de responder:
—No te preocupes por eso, Óscar. Es un asunto entre él y yo. Me encargaré de hablar con él.
Recordando lo que Paula había analizado sobre la situación, decidí preguntar cauteloso:
—¿Planeas divorciarte de Raúl?
Ella respondió sin dudar ni por un instante:
—Claro que no. Tengo comida, techo, dinero y una vida cómoda. ¿Por qué iba a divorciarme? Si Raúl no puede satisfacerme, puedo buscar a alguien más. Mientras él siga entregándome su dinero ca