—Antonio, no te equivoques, no hemos pedido a otro médico que venga.
—Fue un chico llamado Christian, que no sabe lo que dice y habla sin sentido.
Explicó rápidamente el señor Castro.
—¿Qué?
—¿Christian?
Antonio se levantó de repente con un sobresalto en su corazón.
—Sí, Antonio, ¿qué te pasa?
El señor Castro y los demás miraron sorprendidos a Antonio sin entender por qué tenía una reacción tan fuerte.
—Señor Castro, ¿puede ser más específico? ¿Cuántos años tiene este tal Christian y cómo es físicamente...?—
La respiración de Antonio se aceleró un poco. No sabía si era solo una coincidencia de nombres.
—Él tiene alrededor de 25 o 26 años, es alto y delgado...
El señor Castro describió brevemente la apariencia de Christian.
—¡Realmente es él!
Antonio quedó atónito como si hubiera sido golpeado por un rayo, sin saber qué hacer en ese momento.
—¿Conoces a Christian, Antonio?
El señor Castro se dio cuenta rápidamente.
—Conozco a Christian, es un experto en medicina muy habilidoso. Su cono