25. Coincidencias que arden
Capítulo 25
Jazmín rió bajo, apenas un susurro ahogado por la música del salón. Amie seguía jalándola de la mano entre las mesas decoradas y luces parpadeantes. Estaba a punto de protestar por el volumen y el ambiente saturado de perfumes caros cuando sintió un impacto seco contra su hombro. Alguien más alto, firme, la sujetó un segundo… y luego la soltó.
—Disculpa —murmuró ella por reflejo.
—Disculpa —respondió la voz masculina, grave, baja, cargada de algo que no supo nombrar.
Por un segundo, el aire se volvió denso. El corazón de Jazmín tambaleó. La fragancia, ese perfume…
Pero no, no podía ser él.
No en una fiesta llena de jóvenes mimados.
No aquí.
—¡Vamos! —insistió Elías, que apareció junto a ella como una sombra protectora. Su brazo rodeó su cintura con naturalidad, apartándola con suavidad del camino.
—Elías… —susurró Jazmín mirando atrás, inquieta. Pero ya era tarde. La figura masculina había desaparecido entre el gentío. O quizás… nunca había estado ahí.
Se convenci