A pesar de que al inicio consideré la idea de regresar a nuestro hogar de inmediato para curar las heridas de Julián, al final decidí detenerme en medio del camino, en un lugar que yo conocía bastante bien a orillas del lago Silver.

—Está bien, nadie va a buscarnos aquí —le aseguro a mi Alfa mientras bajamos juntos el coche.

Este era un lugar que solo yo conocía, debido a que en mi infancia pasé mucho tiempo en el bosque tratando de esconderme de las personas que eran malas conmigo en esta manada, encontré este sitio a orillas del lago Silver, tan escondido que ni siquiera mis padres sabían que existía.

Es mi escondite seguro.

—Siéntate aquí, voy a limpiar tus heridas —le pido a Julián acercándolo a la orilla del lago.

Mi Alfa que tenía sus heridas rudimentariamente envueltas en vendajes que hicimos en el camino hacia acá, lucía aún muy adolorido, por lo que cuidadosamente retire los vendajes improvisados de su piel, dejando a la vista las grandes heridas de mordiscos y arañazos que