Ambos una vez más nos reunimos en un fuerte y romántico abrazo, el cual demuestra todo el cariño y felicidad que sentimos al finalmente poder estar juntos sin más impedimentos.

En medio de ese fuerte y romántico abrazo que nos estábamos dando, Julian comienza a acercar sus labios a mis mejillas, y luego a mi cuello, dando besos que deberían ser tiernos, pero que en realidad estaban ocasionando… Que me ponga caliente.

—Julian… —llamo el nombre de mi esposo, jadeando con suavidad.

Creo que él comprende que estoy llegando a mi límite, por lo que sus manos bajan desde mi cintura hasta mis caderas, donde suavemente presiona mi piel entre sus dedos.

Eso en verdad es muy placentero…

—¿Quieres seguir adelante? —pregunta mi esposo dudoso.

Yo obviamente me pongo algo nerviosa… Estamos al aire libre, al borde del lago, si nosotros hacemos ese tipo de “cosas”, ¿Podríamos llegar a ser vistos por otra persona?

Entonces recuerdo que este es mi escondite, hasta ahora nadie ha conocido esta parte del