La tensión allí era demasiado fuerte, a pesar de que aquellos hombres estaban armados y su número era similar a los hombres de Alessandro, se sentían inferiores ante la amenaza por parte de Alessandro ya que ningún otro se había atrevido a hacerles frente.
—¡Espera! —exclamó uno de ellos que se encontraba en la parte de atrás, Alessandro lentamente giró su cuerpo y nuevamente fijó la mirada en ellos.
»¿Qué clase de negocios tienes para nosotros? —preguntó aquel hombre de avanzada edad y vestido de manera elegante mientras que le hacían paso para que llegara hasta adelante.
—Bastante trabajo, mucho dinero y les ofrezco mi protección —espetó Alessandro manteniendo su postura recta dejando claro que él era el jefe y si se lo proponía fácilmente acababa con ellos.
—Por si no lo sabías todos los negocios se mueven bajo nuestra autorización, nadie puede vender un solo gramo en las calles, bares o casinos sin nuestro consentimiento, pero tú te mueves libremente como si estuvieras en tu paí