Capítulo 84 – una guerra de leones.
–Yo creo que puedo comer sola – dijo, tratando de no sonar grosera.
–Yo lo haré – interrumpió Dante.
–¿Tu harás qué? – el corazón de Emma se aceleró.
–Yo te daré de comer – sentenció – eres mi esposa, Emma, es mi deber y responsabilidad cuidarte – dijo con voz fuerte, tratando de que Mathew comprendiera el mensaje.
–De verdad, no es necesario, gracias a los dos por sus buenas intenciones… pero – la chica intentó negarse.
–Pero nada – Dante arrebató el plato de las manos de Mathew – levántate, estás en mi lugar – ordenó.
Mathew se puso en pie a regañadientes y se quedó rezagado a un lado de la habitación.
–Aquí tienes – Dante comenzó a cucharear a su esposa, asegurándose de que la crema estuviera lo suficientemente fría como para no quemar su boca.
Mathew vio la escena frente a él y entonces supo que no iba a soportarla, así que salió de la habitación disculpándose con la excusa de que iría a ver a Susan a la sala de espera.
Al quedarse solos, la tensión se disipó un poco, pero eso no