Mundo ficciónIniciar sesión
Mi biblioteca
  • PARTICIPA Y GANA Concurso
  • Português
  • Para autores
    Recompensas de autoresPara autores
  • Ranking
  • Navegar
    Todos
    Mística
    Chick Lit
    LGBT
    Guerra
    Adolescente
    Paranormal
    Ciencia Ficción
    urbano
    Hombre-lobo
    Clásico
    Suspenso
    Oriental
    Historia
    Otros tipos
    Romántica
    Fantasía
    Personajes Sobrenaturales
    Acción
    Realista
    Crimen
  • Inicio
InicioLa tristeza de sus ojos
La tristeza de sus ojos

La tristeza de sus ojosES

Romántica
Denise Arcilio  En proceso
goodnovel16goodnovel
0.0
Reseñas insuficientes
52Capítulos
3.1Kleídos
Leer
Añadido
compartir: 
  • Copiar
Denunciar
Resumen
Índice

Sinopsis

RealidadbxgDulceTímidoRomanceAmigoscrecimiento del personaje

Conocer a Aiden representó un gran cambio en mi vida, tanto positivo como negativo. Antes de ser su amiga lo observaba durante las clases o en los pasillos del instituto. Él algo tenía y yo podía sentirlo. Sus ojos avellana me lo gritaban y no tardé mucho en descubrir que se trataba de su tristeza. Aiden se levantaba día tras día, trabajaba y estudiaba, mantenía a sus dos hermanos pequeños como si fueran sus hijos y luchaba por salir adelante. Pero en el proceso él iba derrumbándose. Quise ayudarlo tantas veces, quedarme a su lado, apoyarlo... pero él no me dejó. Y eso, terminó por derrumbarme a mí también.

Leer más
La tristeza de sus ojos Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • Epílogo

    Emma18 de diciembre—Emma, hola... Soy yo, Aiden. Solo llamaba para... —se detuvo un momento para tomar aire. Podía notar que estaba llorando y eso me partía en mil pedazos el corazón. Durante mucho tiempo tuve la necesidad de protegerlo, era como un sexto sentido que se había instalado en mí cada que se trataba de él—. Solo te llamo para decirte que te amo mucho. Y que lo siento. Y... para decirte gracias. Solo eso... Cuídate mucho, por favor. Y sé feliz, ¿sí? Te amo, Em —repitió, y un segundo después el mensaje se cortó.Pegué mi teléfono a mi pecho y me senté sobre la cama, culpándome por no haber visto sus llamadas a tiempo. El mensaje de voz me dejó un mal sabor de boca, un nudo en el estómago y la necesidad de ir a verlo. Algo estaba sucediendo. Ese mensaje suyo me at

  • Cincuenta

    AidenMe colgué la mochila en el hombro y salí directo a la escuela, pensando en que, tal vez, Emma estaría allí. No estaba preparado para verla, y para ser franco, tampoco es que se me apeteciera ver su rostro después de todo, porque sentía vergüenza por mis acciones, pero sobre todo, porque temía no resistir y terminar besándola.Llegué temprano al colegio, algo que no era común en mí, y caminé hasta la cancha de fútbol a esperar que el tiempo pasara y la clase empezara. Por alguna razón, mientras caminaba por los pasillos dirigiéndome a destino, sentí que todos allí me observaban, como si supieran lo que había pasado. Pero eso era imposible, nadie de ellos podía saberlo. Solo era mi imaginación la que provocaba que me sintiera perseguido. Y la culpa también era una de las razones.¿C&oa

  • Cuarenta y nueve

    EmmaCuatro noches casi sin poder dormir. Cuatro noches llorando. Cuatro noches sin saber nada de él.Era impresionante la manera en la que ese chico se había colado en mi mente. Pensaba en lo que seguro estaba pasando y se me partía el corazón y las lágrimas se acumulaban automáticamente en mis ojos.El día en que todo pasó, después de que mi padre llevara a Aiden y sus hermanos a su departamento, me senté a un lado de la cama a llorar. Mamá me oyó y se sentó a un lado de mí para abrazarme fuerte y decirme que todo estaría bien. Me dolía tanto que en su momento me pareció absurdo que me dijera aquello, pero eran palabras de una madre con experiencia en este tipo de situaciones y eran palabras que, fueran tontas o no, necesitaba oír.—Sé lo mucho que te duele, a mí también me rompieron el

  • Cuarenta y ocho

    AidenEstaba perdido. Todo se había ido al carajo.Miré por la ventanilla del auto: conocía el camino a la comisaría, y no quedaba mucho para llegar.Me sentía nervioso pero sobre todo, me sentía derrotado. Sabía que esta sería la golpiza más fuerte que tendría que afrontar, y no estaba seguro de si saldría vivo de ello. Si me quitaban a mis hermanos por esto, no iba a vivir más para soportarlo. Me suicidaría.Odiaba a Emma por ser tan estúpida por meterse en ese asqueroso lugar. ¿Cómo es que no tuvo ni un poco de consciencia? A simple vista, ya sea cerca o lejos, se notaba que ese callejón no era sano. Sé que estaba enojada, que la consumió la rabia de verme hacer lo que hacía, pero qué estúpida fue. Por querer protegerla, ahora tenía graves consecuencias en mi vida.La od

  • Cuarenta y siete

    EmmaLos días junto a Aiden eran de lo más raros. Desde que perdió a su madre ya no era el mismo chico que conocía, y está bien, entendía que él había sufrido posiblemente el golpe más doloroso de su vida, pero cuando cruzábamos miradas, una sensación rara me recorría el cuerpo entero. Intenté que nos sentáramos a hablar en varias ocasiones, pero Aiden no parecía querer ceder y me terminaba aclarando que no tenía ganas de charlas o simplemente me evitaba y me dejaba con las palabras en la boca.¿Cómo iba a poder ayudarlo si él no me dejaba hacerlo? Yo no podía hacer magia, no tenía una varita mágica escondida en mi pantalón, pero vaya que sí necesitaba una con ese chico. Mis padres también empezaban a notar esa rareza cada que veían a Aiden y, aunque no me lo dijeron person

  • Cuarenta y seis

    EmmaDesperté en mitad de la noche algo destapada y con frío. Me tapé perezosamente con las mantas y cerré los ojos para dormir, acomodándome del lado izquierdo de mi cuerpo, pero el sonido fuerte de un trueno me sobresaltó un poco y, también, me hizo acordarme que hoy no dormía sola en mi cama. Aiden era mi acompañante en esta noche de lluvia fuerte, y me preocupé un poco cuando intenté buscarlo con mi mano a mi costado y no lo encontré.La luz de un refucilo alumbró parte de mi habitación y me dejó ver a Aiden sentado en el borde de la cama, dándome la espalda y, al parecer, cubriéndose la cara con sus manos. Me senté lentamente y lo observé desde la oscuridad, sin hacer ningún tipo de ruido.Principalmente no sabía bien qué tenía que hacer. Seguramente él estaba llorando, y la

  • Cuarenta y cinco

    AidenMe quedé con Emma en su habitación hasta las once de la noche, le dije que me sentía cansado y que quería irme a dormir. Era verdad, me sentía cansado, pero no podía ir a intentar conciliar el sueño, porque en tan solo una hora tenía que ir a mi encuentro con Charles.Esperé hasta las once y media en mi habitación asignada, estaba listo para salir, me había abrigado, cerciorado de que los niños durmieran tranquilamente en el cuarto de Kate y que Emma también estuviera rendida, hundida en algún sueño.Salí de la casa a hurtadillas, y me llevé la llave para luego poder entrar. Si Emma se daba cuenta de mi escapada luego me haría miles de preguntas, por lo cual decidí inventarme algo por si el caso llegara a darse. No quería mentirle en la cara si llegaba a indagar, mucho menos después de que ella

  • Cuarenta y cuatro

    EmmaEstaba asustada, no lo iba a negar, esto era tremendamente nuevo para mí, y no sabía exactamente qué era lo que tenía que hacer, pero dejé que las cosas siguieran su curso y me fui dejando llevar por el deseo que tenía hacia Aiden, a pesar de tener las manos totalmente temblorosas y el corazón latiéndome a mil por segundo.Jamás había dejado que nadie me viera desnuda, salvo por mis padres cuando era solo una pequeña, y ahora ya le había dado el sí a mi novio para que me tocara, para que me hiciera suya. Siempre tuve inseguridades con mi cuerpo, siempre sentí que no tenía todo lo que a los chicos les podía gustar. Por ejemplo, varias veces, en los ratos libres en el colegio, llegaba a escuchar cuál es el estereotipo de mujer que a los chicos les gusta, y claramente eso implica tener mucho culo y muchas tetas, algo que yo casi no t

También te gustarán

  • Cuando Sus Ojos Abrieron
    Cuando Sus Ojos AbrieronSimple Silence8.9M leídos
  • Déjeme ir, Sr. Hill
    Déjeme ir, Sr. HillSuperficie del Sur4.0M leídos
  • Esposa Pecadora
    Esposa Pecadora Sixteenth Child3.9M leídos
  • La Heredera Divorciada Billonaria
    La Heredera Divorciada BillonariaQuiero comer carne3.6M leídos
  • La Pequeña Novia del Sr. Mu
    La Pequeña Novia del Sr. MuGato con sabor a limón2.5M leídos
  • ¡Buenas noches, Señor Ares!
    ¡Buenas noches, Señor Ares!Lenguaje de paz2.4M leídos

Libros interesantes del mismo período

  • El susodicho
  • Irremediablemente Tuya. Serie Millonarios. Libro 1.
  • El Próximo Verano
  • La hija de la luna
  • Enamorada de un misógino (libro 1)
  • El Miedo es un Espejismo
  • Un amor de niñera
Comentarios Deje su reseña en la aplicación
No hay comentarios
52 chapters
Prólogo
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
Lo observaba desde una distancia considerable y su tristeza desbordante me impactaba como la primera vez que habíamos intercambiado palabras. Se encontraba solo en un rincón de la cancha de fútbol con los audífonos puestos. Vestía con la misma campera de siempre, los mismos pantalones y las mismas zapatillas. La gente solía burlarse de él cuando lo veían por ser pobre, por casi no tener para el almuerzo, por no tener amigos y por no tener un coche en dónde llegar. Lo que me diferenciaba de todos, era que yo sí quería saber más sobre Aiden. Ansiaba ser su amiga, ser alguien que él llegase a considerar una confidente. Quería ayudarlo porque no me gustaba ver tanta tristeza en una persona. Quería ayudarlo porque, muy en el fondo, sabía que Aiden me gustaba.
Leer más
Uno
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
EmmaMiré la última necesidad que mamá anotó en la lista, y fui en busca de los tres paquetes de azúcar. Los metí en el carrito y preparé el dinero antes de llegar a la caja.La fila era enorme, por lo que opté por irme a la siguiente sección: la caja rápida. También estaba llena, pero no tanto como las demás.Suspiré y me coloqué un mechón de cabello detrás de la oreja. No tenía ganas de esperar a que la gente tuviera su turno, quería ser yo la primera e irme a casa cuanto antes. Era noche de películas con mi prima Kendall, que prácticamente era mi mejor amiga. Había que aprovechar que era fin de semana y, dada la falta de costumbre de levantarme a las seis de la mañana, sentía la urgencia de recostarme en el sofá y no hacer nada más que meterme en la piel de personajes fi
Leer más
Dos
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
EmmaMe acerqué hasta el auto y Kendall se bajó para ayudarme con las bolsas. Abrí la puerta del copiloto y me metí dentro al mismo tiempo que mi prima subía del lado del conductor.—No sabes a quién vi.—¿A quién viste? —preguntó después de poner el coche en marcha. Yo bajé la ventanilla de auto.Por poco se me olvidaba hacerlo. Siempre que me subía a un auto me descomponía. Bueno, me empezaba a marear. A eso lo había sacado de mi mamá. Según me contó, el problema comenzó durante el embarazo y se mantenía hasta ahora. Cuando íbamos en el auto siempre teníamos que dejar que el aire natural se adentrara en el ambiente cerrado, o si no, nos hacía mal y teníamos que pedirle a mi padre que se detuviera porque creíamos que íbamos a vomitar.&mdash
Leer más
Tres
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
EmmaSus ojos me recorrieron lentamente en cuanto respondió que no estaba bien.En ese momento lo único que quise hacer fue darle un fuerte abrazo para hacerle sentir mejor emocionalmente, pero no podía arriesgarme a que me diera algún empujón para alejarme de él. Eso sería muy vergonzoso para mí y no podría volver a verle a la cara. Además, eso estaba fuera de lugar. Sentí tanta empatía con él porque yo sabía perfectamente lo que se sentía que te golpearan en la entrada del colegio. Esos recuerdos horribles volvieron a mi mente de un segundo a otro y no pude evitar ayudar a levantarlo.Se quejó un poco por el dolor del estómago, pero se levantó como si no le hubiese pasado nada. —¿Te acompaño hasta la enfermería? Deberían desinfectarte esa herida del labio.—No
Leer más
Cuatro
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
EmmaLa clase concluyó y me dirigí hacia los vestidores de chicas. Tenía que ponerme la ropa deportiva para educación física, una de las materias más sencillas y una de las que menos me gustaban. Sí, era sencillo y eso era bueno, pero no era lo suficiente como para que me gustara. Me sentía con vergüenza cada que tenía que hacer algún ejercicio de lo que fuera, me daba la impresión de que hacía el ridículo. No quería tener que escoger compañera porque siempre que Kendall se ausentaba en las clases por algún que otro motivo, yo caminaba mirando a todas partes para ver si alguien quedaba disponible y quería juntarse conmigo. Cuando eso ocurría y todas tenían su dúo hecho, las chicas me miraban porque que estuviera sola llamaba mucho la atención, y la profesora terminaba por ponerme con algún
Leer más
Cinco
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
EmmaGolpeé la pelota con torpeza y la tiré mucho más lejos de lo que debía hacer. Puse mala cara y cerré los ojos por unos segundos. Estaba pasándola mal, y no me cabía duda alguna de que James estaba sintiendo la jodida vergüenza ajena, pero no podía culpar al chico por sentirse así, yo era un desastre completo en el voleibol. Me di la vuelta para ver a Kendall, y con un gesto de manos intentó alegrarme y alentarme a seguir los ejercicios con calma. Y pensar que solo había pasado una media hora... una media hora de puros malos golpes. Creo que no pudimos coordinar un solo tiro. Bueno... yo no podía. Tampoco era que le estuviera poniendo el mejor de mis esfuerzos ¿Qué podía esperar? ¿Que me resultase todo bien...? —Tranquila, ya mejorarás. —Lo dudo. &mdash
Leer más
Seis
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
Emma—Te doy mi número ahora porque después sé que me voy a olvidar —Maddie le tendió un pedazo de papel doblado a Aiden y él lo agarró manteniendo una sonrisa en la cara. Sentí como si fuera el mal tercio en ese momento, y también entendí lo que se sentía tener ganas de empujar a mi compañera para que se alejara del chico que me atraía. Me sentía realmente tonta sintiéndome así por alguien con el que hablé apenas el viernes. Definitivamente Kendall se había equivocado, no todos despreciaban a Aiden, porque Maddie no lo trataba con disgusto por que él fuese pobre. Aiden le agradeció y Maddie me miró con amabilidad, como si no le molestara que yo estuviese cerca del chico que parecía gustarle. No pude evitar pensar que ella pensaba que yo no era una competencia, y eso me pu
Leer más
Siete
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
Aiden—Hola, Aiden —me dijo una voz dulce y que yo muy bien sabía reconocer. Bajé la mirada hacia ella y le regalé una sincera y cálida sonrisa, de esas que Maddie (a diferencia de muchas personas que conocía) me daba. —Hola, Maddie —dije con fingida tranquilidad. No lo podía negar, me ponía nervioso apenas oía que la nombraban. Ella era de esas chicas que parecen engreídas, pero que, cuando las conoces, te das cuenta de que tienen un enorme corazón, y creo que por eso me gustaba tanto. Era la primera que no me trataba igual que las demás personas.—¿Te gustaría ser mi compañero? No hacía falta pensar una respuesta, la palabra «sí» salió de mi boca y la vi sonreír otra vez, satisfecha y contenta. Yo también me alegraba de ser s
Leer más
Ocho
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
EmmaMe quedaba más que claro que Aiden gustaba de Maddie, él mismo lo había confesado hacía no más de media hora. Le agradecí a la enfermera y salí de la enfermería con un sabor amargo en la boca. No entendía por qué me chocaba tanto, estaba claro que él me atraía mucho, pero no llegaba a comprender cómo ni por qué me pasaba eso. Solo fueron dos días en los que realmente me di cuenta de su existencia. Está bien que lo había visto efímeros segundos en las clases que compartíamos, pero de no haber hablado el viernes con él cuando me cobró en el supermercado, quizá Aiden en este momento no estaría siendo el protagonista de mi actual pensamiento, e inclusive, de seguro ni siquiera lo reconocería al verlo pasar por los pasillos.Una mirada y una breve conversación, &iques
Leer más
Nueve
La tristeza de sus ojos/Denise Arcilio
EmmaMi cara de sorpresa ante las palabras de Chad había sido la clara respuesta que él buscaba para su pregunta. No era verdad que Aiden y Maddie se habían besado. Chad lo inventó para saber si yo realmente miraba la pared o si miraba a mi compañero de clases. Me había quedado descolocada por un segundo cuando Chad me dijo que, por mi reacción, era claro que no miraba la pared. Lo cierto es que había una cosa que no me cuadraba… ¿Por qué él había emparejó a Madison y Aiden si Chad no sabía que ambos tenían algo?No tardé en mirar a Kendall y darme cuenta de que ella ya le había ido con el chisme sobre esos dos. ¿En qué momento había sido? Yo le estaba comentando a mi prima sobre aquello hacía un rato, poco antes de que llegara su novio Chad. No me quedó otra posibilidad que pensar
Leer más
Leer más
  • Quiénes somos

    Sobre nosotrosTérminos de usoPolíticas de privacidad
  • Contacto

    ColaboraciónPalabras clave
  • Redes Sociales

    FacebookFacebook grupoinstagram