Debo decir que fue un día por demás extraño, primero esos hombres que desde luego me causaron miedo, especialmente cuando mencionaron a mis hijos, pero una cosa tenía yo y era que jamás demostraba el miedo, eso lo aprendí de mi padre.
Luego el hecho de que ese hombre, Javier, haya sido quien me defendió y por casualidad sea mi vecino, de principio me dio mala espina, pero fue muy amable con nosotros y volvió a interceder por mi. Ahora me preocupa que estas personas sepan donde vivo.
Timbra el teléfono de la casa y voy a responder.
-Hola -digo al levantar la bocina.
-Amiga ¿dónde te metes? -Es Vera.
-Aquí ando.
-Te llamé al celular y me mandaba a buzón.
-Seguro se descargó y no me di cuenta, voy llegando de la calle.
-Me imagino, te estuve marcando y no atendías, ya iba a ir a buscarte.
-Pues ven y cenas con nosotros.
-Okey, al rato llego ahí.
Pasó una temporada viviendo aquí conmigo, se fue cuando Regina cumplió un mes y la extrañaba demasiado, aunque venía seguido a visitarnos.
Me