Capítulo 28: Punzada

Me dolía el corazón. No había logrado dormir en toda la noche y a pesar de haber recibido muchas llamadas y mensajes de Jean, decidí no responderle.

Él iba a casarse, esa era la realidad. Yo no podía hacer nada para cambiarlo, ¿ir en contra de nuestros padres? Eso solo nos perjudicaría a ambos.

Me estaba alistando para ir a trabajar. Me vi una última vez en el espejo. Tenía el cabello recogido en una cebolla para calmar mis alocados rulos. Traté de echarme bastante corrector debajo de los ojos para camuflar las ojeras de los mismos.

Salí de mi habitación, dispuesta a pasar por la cocina para llevarme al menos unas tostadas. Me iría en taxi, ya que Salomé solía usar al chófer de la familia, dejándome atrás.

—Disculpe, señorita, ¿no va a desayunar con su hermana? —preguntó una sirvienta, haciendo una reverencia.

—¿Puedes guardarme unas tostadas en la lonchera? —inquirí—. Pero no vayas a decirle a ellas que estoy aquí. Me iré más temprano —murmuré, mirando a través del umbral de la puert
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