— ¿Fueron entregadas? — preguntó Maximiliano al hombre al otro lado del teléfono mientras miraba a la sala donde todos aquellos hombres trajeados esperaban por él.
— Sí, señor, las fotos fueron subidas al sitio web de profesores, también las enviamos al correo de diez de los padres más influyentes, oh, y al rector — le informaron —, no hay forma de que ese hombre salga de esta limpio.
— Excelente, transferiré el dinero en diez minutos — concluyó antes de finalizar por completo la llamada.
Maximiliano superó una vez más, vio a Anderson sentado en la sala con el resto de hombres y aquella situación no le desagradó más porque no había manera. Él no sabía de política realmente, pero algo era obvio, no había forma de que aquellas personas fuesen buenas y honradas si se llevaban tan bien con Anderson.
El hombre caminó dentro de la sala cuando no le quedó más remedio y carraspeó antes de sentarse una vez más en su silla a la cabeza de la mesa. Su seguro sonrió mientras hablaba con una mano t