El regreso a palacio fue demasiado rápido, admito que me gustaría que el camino hubiese sido más largo.
Llegué a aquel castillo que horas atrás me había cautivado ahora me aterraba, no solo era su oscuridad si no que en el habitaba aquel monstruo. Uno que si no te devoraba con aquellos diferentes ojos lo hacía con su frio corazón.
Caminé por los pasillos observando a los guardias reales dispersos en el mismo hasta que llegue a la escalera que me dirigía al tercer piso, esas con enormes ventanales de cristal que ahora quedaba oculto casi por completo dejando una abertura que sería imperceptible para cualquiera menos para mí que me quede embobada mirando la luna sobre aquel preciosos paisaje nocturno.
—¿Piensas quedarte a dormir en la escalera?—cuestionó aquella voz ronca que conocía perfectamente ya sacándome un susto por lo que mi mirada llegó a la suya.
Se mantenía sereno en lo más alto de las escaleras, todo de negro que daba la impresión que era una sombra más de este misterioso y l