Morgana
Asentí, pero en el fondo de mí, no estaba segura de mi respuesta. La prueba de las almas había dejado huellas profundas. Había enfrentado mis mayores miedos, y no desaparecerían simplemente porque la ilusión se había disipado.
— Debemos irnos, declaró Dorian con un tono seco. Hemos atraído demasiada atención.
Lucian apretó los dientes pero no protestó. Sabía que Dorian tenía razón. La prueba no había sido más que un test. El verdadero peligro aún estaba por venir.
Salimos de la clareira en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. Pero el frágil equilibrio entre nosotros acababa de romperse.
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Lucian
Llevábamos horas caminando. El bosque era denso, sofocante, y la oscuridad que se instalaba parecía amplificada por la magia de los Guardianes.
Morgana avanzaba delante, con la espalda rígida, su energía ligeramente inestable. Dorian la seguía de cerca, como una sombra silenciosa, su presencia constante como un recordatorio de mi propia inseguridad.
Quería hablarle, decirl