Los dedos de Raven se envolvieron alrededor del cuello de Lawson y apretando, empujaron hacia atrás. El lobo cayó en la cama con un leve gemido que salió de su garganta apretada.
-Quieto entonces- la respiración de Lawson era agitada ante la escena delante de él.
Dios, era hermosa, el cuerpo inclinado de ella debido a como lo sujetaba dejaba que pudiera ver todo su torso descubiertos, sus pequeños pero suaves senos, sus duros pezones, su estrecha cintura y aquella zona que él deseaba saborear, donde la mancha húmeda se reflejaba en la tela que la cubría.
-Raven ¿Quién soy? -volvió a preguntar al notar que sus dedos temblaban a pesar de la presión.
Ella se quedó quieta.
-Lawson- ella respondió y la nebulosa que amenazaba con formarse se desvaneció rápidamente. El lobo tendría que estar atento durante todo el acto, un pequeño descuido y ella podría matarlo.
Sus dedos se abrieron un poco más no lo soltaron. Por el contrario, la otra mano de ella se d