—¿A quién llamas loco? —La lengua afilada de Francisco provocó a Félix, quien estaba a punto de lanzarse hacia él.
—Félix, ¿qué te pasa? Si sigues así, informaré a tus superiores y te alejarán de este caso —Isabel le sujetó la mano con fuerza.
Isabel estaba furiosa, con la cara enrojecida, y le miraba a Félix con rabia contenida. Al escuchar que iba a hablar con sus superiores, Félix se detuvo, pero aún nos miraba con desdén.
—Camila, no creas que tener cáncer te salvará de las consecuencias legales. No me obligues a encontrar algo en tu contra, porque de lo contrario...
—¿De lo contrario qué? ¿Quién te crees? —Natalia irrumpió en la habitación, casi pateando la puerta. Entró con paso firme y empujó a Félix con fuerza.
—Ella no ha hecho nada malo, ¿dónde vas a encontrar algo en su contra? ¿Eres policía? ¿Tienes un título? ¿Te graduaste? ¿No has hecho prácticas? No sabes cómo manejar un caso, y ya vienes a acosar a mi hermana. Prepárate, porque vas a recibir una queja.
—¡Tú! —Félix avan