- ¿Qué tal estás? - preguntó Olivia mientras ayudaba a su amiga a doblar la ropa pequeña de Tom.
- Es como si todavía estuviera anestesiada. - dijo ella con sinceridad.
- ¿Quieres quedarte en mi casa? Hay sitio para ti y para Tom. - Cerró la primera maleta y se dirigió hacia los juguetes para guardarlos. - Ni siquiera sé cómo te fue en el trabajo, el asunto con los hermanos.
- Conmigo no tienes que preocuparte por eso. - Sonrió mientras doblaba la ropa fría. - Edward me apoya, más de lo que podría imaginar, y Arthur nunca me ha juzgado.
Olivia dejó lo que estaba haciendo y se volvió lentamente hacia su amigo. No estaba segura de si estaba sorprendida o confusa, sentía como si se hubiera perdido un trozo de la historia.
- Un momento, ¿cómo que Edward la apoya? ¿Desde cuándo conoces a Arthur? - Se cruzó de brazos mientras miraba seriamente a su amiga. - ¿Hay algo de esta historia que yo no sepa? Por cierto, ¿por qué estaban los dos contigo en el hospital?
Estaba confusa, porque