CAPÍTULO 66
— No, está bien, no tenemos que…
— En serio, princesa, puedo ver que quieres uno. Voy a mandar a alguien en los próximos días para conseguirte uno.
Me sonrojo y miro hacia otro lado. La verdad es que sí quería uno.
— No, Beck, de verdad, no querría…
Empiezo a decir, pero me calla con un beso, girándome en su regazo para que lo mire de frente.
— Ni empieces —gruñe contra mis labios—. Vas a tener uno. Está bien querer cosas, Lex.
Me sonrojo de nuevo. No me gusta que me compre cosas.
— Te daría cualquier cosa en el mundo, princesa —dice apoyando su frente contra la mía.
Estamos sentados mirando por la ventana cuando oímos movimiento abajo. Deben ser las omegas que se están preparando para la fiesta. Durante el primer mes que estuve aquí, Beck había hecho que las omegas y los demás lobos que vivían en la casa de la manada se quedaran en otro lugar temporalmente. Pero desde que me presentó a la manada, Beck les permitió regresar. Antes solo éramos once, y ahora hay más de sesen