CAPÍTULO 32
— Lo siento, cariño, estoy tan cansado que no creo que pueda levantarme… ¿Por qué no sales y lo recoges tú? —dice, divertido.
— Mi toalla es tan corta… maldición… no quiero… está bien. —murmuro para mí misma. Intento estirar mi toalla, que apenas cubre mi trasero, y la bajo hasta una longitud más apropiada, mientras me aprieto los brazos contra el pecho. Este chico me va a matar.
Salgo de detrás de la puerta y me acerco a la silla al borde de la cama donde Beck ha dejado un conjunto de ropa para mí. Los ojos de Beck no me pierden de vista, recorriéndome de arriba abajo, con hambre. Sus ojos se vuelven negros de deseo y deja escapar un gruñido bajo. Me estremezco y me agacho para tomar la ropa. Me enderezo y me dirijo al baño para cambiarme, pero me detengo cuando un brazo rodea mi cintura y escucho una voz ronca en mi oído.
— Vaya, eso fue un espectáculo, no puedo esperar a verlo otra vez. —susurra, besando mi hombro desnudo, antes de apartarse. Me estremezco de nuevo y me apresuro a entrar al baño para cambiarme rápidamente. Lanzando mi toalla al cesto, recojo mi cabello en un moño desordenado.
Salgo del baño, pero Beck no está por ninguna parte. ¿Dónde demonios…?
De repente me da vuelta y me empuja contra la cama. Beck sonríe al mirarme.
— ¿Cómo estuvo tu ducha?
— Encantadora, gracias.
— ¿Incluso sin mí? —susurra, besando mi cuello suavemente.
— Especialmente sin ti. —me río. Él gruñe y yo me echo a reír.
— Eso me lastimó. —dice, puchereando.
— Qué bebé. —murmuro, acercándome a besar sus labios.
— Hmmm. Bueno, cariño, ¿puedo ver tus puntos? —Asiento.
— Gracias, princesa. —y levanta mi camiseta. Su dedo roza mis cicatrices, que ahora se han sanado, y cubre de besos esas marcas. Se detiene y revisa mis puntos.
— Adivina qué.
— ¿Qué?
— Ha pasado una semana desde que viste al doctor Blake.
— ¿Y?
— Pues tus puntos ya están completamente curados y tenemos que ir a verlo hoy para que te los saque.
— Oh… —susurro, empezando a temblar. Miro hacia abajo.
— Oye, está bien, cariño. Estaré contigo todo el tiempo. Lo hiciste muy bien la última vez, lo puedes hacer de nuevo. —susurra, levantando mi barbilla para que mire sus ojos.
— Vamos, vamos a desayunar y después vamos. —dice, levantándome de la cama.
— Está bien. —susurro.
Me arrastra por las cinco plantas de escaleras hasta la cocina. Todavía me tiemblan un poco las piernas, pero el calor de su mano en la mía me ayuda a mantenerme firme. Beck me lanza una mirada por encima del hombro y sonríe como si pudiera sentir cada una de mis emociones.
— Necesito que comas. Te haré un poco de avena, ¿vale? —Asiento, y me levanta para ponerme sobre el mostrador de la cocina. El mármol está frío bajo mis muslos desnudos, pero la atención que Beck me da calienta todo mi cuerpo. Empieza a sacar ingredientes de la nevera y se gira hacia mí.
— Cariño, tenemos que hablar.
— ¿Qué pasa?
Beck se detiene un momento, con la mano aún dentro de la alacena. Me observa fijamente, como si midiera sus palabras. Finalmente suspira y se acerca a mí, colocándose entre mis piernas. Apoya sus manos a ambos lados de mis caderas.
— Es sobre el Consejo.
Mi estómago se tensa. — ¿Qué hay con ellos?
— Están empezando a hacer preguntas. Quieren verte. Formalmente.
— ¿Qué significa eso?
— Que no puedo seguir escondiéndote por mucho tiempo. Saben que estás aquí. Y están insistiendo en una reunión.
— ¿Y tú qué quieres?
— Quiero protegerte. Siempre. Pero también necesito que confíes en mí. Que estés lista para dar la cara cuando sea necesario. No ahora mismo, no hoy… pero pronto.
— ¿Crees que me harán daño?
— No si estoy contigo. No si saben quién eres… y lo que significas para mí.
Sus palabras me abruman. Lo que significo para él. Siento un nudo en el pecho. Sus dedos se deslizan por mis muslos, calmándome. Apoyo la frente contra la suya.
— Está bien. Cuando tú digas que es el momento… iré.
Beck sonríe suavemente y roza mi nariz con la suya. — Gracias, princesa.
Se aparta y vuelve a preparar la avena. El sonido del gas encendiéndose y el agua hirviendo llena el silencio cómodo entre nosotros. Me pierdo observando la manera en que se mueve por la cocina. Fuerte, preciso, seguro. Este hombre podría ser mi ruina y mi salvación al mismo tiempo.
— Prometo que después de hoy, descansaremos. Solo tú y yo. Nada de doctores. Nada de consejos.
— ¿Y qué haremos?
Beck me lanza una mirada por encima del hombro, su sonrisa traviesa. — Tengo algunas ideas. Pero primero… avena y puntos.
Me echo a reír. — Eres imposible.
— Pero me amas.
— Eso aún está por verse. —le guiño un ojo.
— Ja. No mientas, princesa. Yo ya te tengo calada.
Y mientras la avena burbujea en la olla, y la tensión se disuelve entre sonrisas, sé que, pese a todo lo que nos espera, tengo a alguien a mi lado. Alguien que no se va a rendir. Ni conmigo… ni por mí.
CAPÍTULO 33— Sé que has pasado por mucho últimamente, pero los guardias que te mantuvieron prisionera aquí tienen que ser tratados. — Me puse pálida.— No te asustes, mi amor. Tenemos que revisar a cada uno de los guardias. Podemos hacerlo de dos maneras. Podemos hacerlo todo de una vez frente a mis chicos o podemos pasar los próximos dos días solo tú y yo revisando a los guardias de rango bajo, y luego ver a los de rango alto con los chicos.Me quedo callada por un momento.— ¿Qué necesitas saber ? — Camina hacia mí.— Princesa — suspira — necesitamos saber todo lo que te hicieron. No hace falta que nos cuentes todos los detalles horribles, pero sí lo que hicieron.— ¿Y estarás tú allí ?— Siempre.— Creo que prefiero que lo hagamos todo de una vez.— Perfecto. Gracias, mi amor. — Me besa en la frente. — ¿Está bien esta tarde ?Dudo un momento.— Supongo que no está mal.— Bien, les avisaré. Aquí tienes tu avena. — Me entrega un tazón grande. — Ahora quiero que intentes comerla toda
**CAPÍTULO 34**— Muy bien, vamos a ver qué tenemos. — Levanta mi camisa y empieza a examinar las heridas. — La hinchazón ha bajado mucho y estas parecen haber sanado bastante bien. Solo necesitamos quitarte los puntos, ¿de acuerdo ? Ahora, habrá algo de cicatriz, pero es posible que se desvanezca con el tiempo. — Asiento. — No te gustan las agujas, ¿verdad ? Voy a pedirte que mires para otro lado, como la última vez. —Cierro los ojos y giro mi cabeza hacia la pared, como hice antes, y Beck me da un beso en la frente. Siento cómo la aguja se introduce bajo mi piel de nuevo y doy un pequeño grito de sorpresa. Beck agarra mi mano y empieza a frotarla suavemente con su pulgar grande y fuerte. El Dr. Blake comienza a trabajar y el ambiente se queda en silencio por un rato, solo se oye el sonido de las tijeras del doctor mientras corta los puntos.— Entonces, Alexia, ¿quieres contarme qué pasó con las pastillas ? — Pregunta el Dr. Blake mirándome. Me giro hacia él y suspira.— Estaba pasa
CAPÍTULO 35***« En la casa en la que crecí, al otro lado del territorio. »**« Ahh. ¿Hay más de vosotros ? »* Se ríe.*« No, eso somos todos. »* Y empezamos a subir las escaleras hacia su oficina. En el camino, me contó cosas y supe que Damian, Carter y Ryan eran los únicos que quedaban en el grupo que no habían encontrado a sus mates aún. Emma lo descubrió hace un año, cuando se enteró de que todos le habían ocultado que su mate ya la había encontrado.Llegamos a su oficina y ya podía escuchar a los hombres dentro. Dudé un momento antes de abrir la puerta.*« Oye, está bien. Solo haz como si estuvieras hablando conmigo, ¿vale ? »* Asentí y él tomó ambas manos en las suyas, besando cada nudillo. *« Vamos. »* Susurró.Me condujo adentro y se sentó en su escritorio, jalándome para que me sentara en su regazo. Me acurruqué instantáneamente contra él y me relajé un poco.*« Bien, chicos, estamos aquí porque tenemos que tratar el tema de los guardias y determinar cómo serán castigados. Le
CAPÍTULO 36**Ocasionalmente, una lágrima se escapa de la esquina de su ojo, y yo me detengo un momento para consolarla. Ella aprieta sus manos contra mi camisa cada vez que cambia la imagen. Un par de veces, aparece una nueva imagen y ella se aparta temblando incontrolablemente. Mi pobre princesa. Honestamente, me sorprende que siga viva, que haya sido lo suficientemente fuerte para soportar todo esto. No creo que yo hubiera podido.Finalmente llegamos a la última imagen, la que yo había estado esperando ver. Quería saber qué le había hecho a mi princesa. Solo entonces estaría en paz destrozándolo, sabiendo que estaría recibiendo lo que realmente merece.—Última, princesa —susurro, besando su sien.—Logan Fitzgerald. —Lex tiene una mirada vacía en su rostro, pero cuando aparece la imagen, ella da un brinco y empieza a temblar incontrolablemente. —¿Princesa ? ¿Lexi ? ¿Cariño ? ¿Qué pasa ? ¿Qué ocurre ? —digo tomando su rostro entre mis manos y obligándola a mirarme.—Es él —susurra, l
CAPÍTULO 37**— Entonces ellos ganan, se salen con la suya. Tiene que haber otra forma.— Eres increíble. Después de todo lo que te hicieron, aún te importa. Serás una maravillosa Luna — susurro.— Lo intentaré, pero ellos tienen que pagar.— Gracias.Nos quedamos en silencio un rato, cada uno sumido en sus pensamientos.— ¿En qué piensas ? — murmuro.— En recuerdos. Ver todas esas caras los trajo de vuelta — suspira.— ¿Estás bien ? — pregunto.— ¿Honestamente ? Me siento mejor después de sacar todo de mi pecho — dice con una pequeña sonrisa. Levanta la cabeza para mirarme. — ¿Y tú ? ¿Qué pasa por esa cabeza tuya ? — dice tocando con un dedo mi frente.— Qué tanto te amo. Qué afortunado soy de tener una gran compañera — respondo con sinceridad. Ella se sonroja y mira hacia abajo, jugando con sus manos. La tomo de la mano y entrelazo nuestros dedos. Ella suspira y se recuesta contra mi pecho.— ¿Qué te gustaría hacer por el resto del día ? — pregunta levantando los ojos hacia mí, desd
CAPÍTULO 38****Punto de vista de Alexia :**— Despierta, nena.— ¿Qué ?— Alexia, despierta, soy yo, Rhea.— ¿QUÉ ? Me levanté de un salto de la cama, gritando. Beck se levantó rápidamente y tomó mi rostro entre sus grandes manos.— Lex, ¿qué pasa, mi amor ?— ¿DÓNDE DEMONIOS HAS ESTADO, RHEA ? Le grité mentalmente a mi loba. Rhea aparentemente acaba de regresar después de estar desaparecida.— Lo siento, Alexia, tuve que dejarte, simplemente no era lo suficientemente fuerte, — gimió.— ¡Te extrañé tanto ! ¡Estaba tan sola !— Eso te enseñará a valorarme un poco más, — refunfuñó.— ALEXIA, ¿QUÉ PASA ? — gritó Beck, sacudiéndome y sacándome de mi confusión.— ¡Rhea ! ¡Encontré a mi pareja ! ¡Se llama Beck !— ¡Lo sé ! ¡He estado hablando con Leo ! ¿Por qué no estamos marcados y emparejados aún ?— ¡Rhea ! ¡Aún no estamos listas para eso !— ¡Él es mi pareja ! Estoy lista, — respondió, sonriendo.— ¡Rhea ! ¡No ! ¡Mal chica !— Oh, sabes que tú también lo quieres, — me dijo, sonrojándom
CAPÍTULO 39« Puedes correr, te lo prometo. Solo una rápida mirada. »« Está bien, » resoplo.« Esa es mi chica, » murmura, besando mi frente. Siento cómo se me calientan las mejillas y empiezo a retorcerme. Me gusta cómo suena eso. Mi chica.« Estás enamorada. » Rhea se burla.« Cállate, » gruño. No escucho su respuesta ya que Beck ha levantado mi camiseta hasta el sujetador deportivo y está pasando su mano por mis costados. Recorre la cinturilla de mis pantalones cortos y mi respiración se acelera. Presiona sus labios en mi cuello, y me estremezco. Se ríe suavemente, soplando aire caliente sobre mi piel. Unos escalofríos recorren mi cuerpo.« ¿Qué pasa, cariño ? ¿Algo no va bien ? » Esto es cruel. Abro la boca, pero sus labios se separan de mi cuello y suben hacia mi estómago. Me doy un susto cuando su boca muerde ligeramente el borde de mis pantalones cortos. « ¿Se te tragó la lengua ? » Puedo escuchar su sonrisa. Rhea está gritando ‘¡MATE, MATE, MATE !’ una y otra vez. Mis labios
CAPÍTULO 40**— Sabes… — Empieza él.— Cállate, Beck.— Creo que debería contarles,— No te atrevas.— ¡¡ELLA ME LEVANTÓ A MÍ !!! ¡¡Ja !! — canta y se ríe en voz alta.— ¡¡Beck !! ¿¡Cómo pudiste !? — grito, y él solo se ríe entre dientes.— Está bien, tortolitos, vístanse y bajen para que nos preparemos para esta noche. — Asiento, y Emma cierra la puerta, pero la abre de nuevo. — Lo que quiero decir es que se vistan y no se distraigan. — Me río y paso por delante de Beck para entrar al vestidor. Él entra detrás de mí, se recarga en el marco de la puerta y me observa.Saco ropa nueva : unas prendas interiores, unos leggins negros y un suéter grande color crema. Él asiente, aprobando.Entro al baño y cierro la puerta detrás de mí. Él suspira y se queda de pie junto a la puerta. Me cambio rápidamente, y en cuanto termino, empieza a golpear la puerta.— ¿¡Qué quieres !? — suspiro, mirándolo.— Quiero verte prepararte — se queja, sacando el labio inferior.— ¡Está bien ! — suspiré, y me di