Tomates, cosechar tomates en el frio hacia que las manos se le entumecieran debajo de los guantes. Susie había ayudado a cosechar tomates en los jardines después de que Kenneth muy amablemente la dejo con las piernas descubiertas en la mesa. ¿Qué le pasaba a ese imbécil?, acaso no podía simplemente ser un chaval normal diciéndole que quería sexo, no era necesario que fuera a ella, luego la besase, la tocase para simplemente dejarla ahí con las ganas. Eso no era de caballeros. Se removió el mechón de cabello de la frente con la mano y recolecto los tomates de las canastas de paja. Higor jugaba con los niños del servicio de la mansión y debes en cuando aullaba como un perro para hacer reír a todos. De verdad que era como un niño pequeño, que solo causaba ternura, era una persona tan inocente, sin saber absolutamente nada sobre la vida. A Susie le causo pena, no porque no lo considerará de la misma manera. Simplemente le dio pena el saber que Higor podía en cierto momento perder esa ino
Kenneth tiro los papeles al escritorio y se restregó la cara con las dos manos en el momento exacto de poner los codos en el escritorio. Había tanto trabajo pendiente y Suzanne estaba enferma postrada en una cama con la fiebre más alta que había visto desde la peste de magia.No tenía mucho que acaba de salir de la habitación de ella junto con el médico y que este mismo le dijese que la temperatura y los cambios drásticos vividos recientemente la había afectado, mental, emocional y físicamente.¿En qué pensaba?, Suzanne era una simple chiquilla, no tenía más de 19 años recién cumplidos. Era despiadada, terca y demasiado temperamental.Y sobre todo la había tratado mal, pero no era porque Kenneth quisiera ser un imbécil con ella, no la odiaba ni tampoco la amaba, pero le tenía aprecio. A veces se volvía loco porque era una Ninfa revoloteando por todos lados como si no fuera consciente de los efectos que tenía con ella y otras era una simple chiquilla berrinchuda y caprichosa.Kenneth
Susie una mujer de 19 años vive en Virginia en 1945. Ella se ve envuelta en una travesía en otro mundo, cuando por los laberintos del patio encuentra una puerta escondida y se queda atrapada en un mundo nuevo, llamado el imperio de las magnolias, dividido en dos tierras llamadas Maia y Calanthe. Ella en busca de respuestas encuentra unas chozas en medio de los árboles y el hombre que le da refugio la vende en el mercado a la tripulación del joven capitán Kenneth, se encuentra en medio del mar en aventuras y nuevos descubrimientos en la trama. Como las leyendas del imperio y los elegidos en la corona para poseer dones otorgados por los protectores. LEYENDA Las leyendas son persecuciones ocultas que uno piensa que son cuentos infantiles, simples historias narradas por hombres, historias sin ningún sentido más que asustar al prójimo. El imperio se destrozó en el momento de la nada, sin luz y sin esperanza, sin rasgo de orden. Los Protectores, seres especiales bajaron del cielo para ge
Las hojas crujieron bajo sus pasos; el bosque estaba negro, en sombras y a borbotones de hierba negra. La mano le zumbaba, le palpitaba la carne, le penetraba la piel. Kenneth vio su espada llena de sangre y miró hacia a la oscuridad del bosque, solo negro. El bosque tembloroso le hacía honor a su nombre, simplemente escondiendo la oscuridad.Pasó la yema de los dedos por la filosa espada y quitó los restos de sangre, dejando la hoja manchada. Cuando llegase a casa la limpiaría, la puliría y la afilaría a tal punto de que cuando la tocara el solo toque de los dedos le cortara.Otra pulsación. Kenneth miró al cielo; nada, solo la noche estrellada se veía. Su hermana no había ido a visitarlo este año, pero tampoco era que lo esperaba, Lyra tenía cosas más importantes que hacer al otro lado del mar, conectarse con el cielo y comunicarse con las estrellas, pero no con él.Kenneth caminó por el bosque; oscuro por la noche, las sombras estaban invadiendo las tierras, las tierras que él prot
Susie miro por la ventana del vehículo en movimiento; viendo el paisaje del cual era cómplice: césped verde, casas pintadas de blanco, buzones de lata y niños jugando en bicicleta. Miro por el vidrio de la ventana que estaba ligeramente abierto, lo suficiente para que entrara el aire, pero no tanto para no despeinarla. Estaban en camino ella y su madre rumbo a la casa o mejor dicho a la mansión de los Smith. Eran una familia acaudalada estadounidense, importante; el señor y patriarca Henry Smith era un almirante y funcionario de guerra y nada más ni menos que uno de los mejores amigos de su padre el coronel Christopher Fisherghart otro hombre de guerra. Susie se había preparado esa misma mañana cuando su madre días anteriores le había dado la noticia del triunfo de la guerra, cuando Estados Unidos venció al imperio Japones en el pacífico. Para Susie había significado muchas cosas esa victoria y una de ellas era volver a casa, a Cambridge, a Inglaterra. 2 de septiembre de 1945 sería
La horquilla del cabello de su madre se le estaba resbalando y los rizos oscuros y sedosos se acoplaron en sus hombros. Susie se tocó el cabello y noto que estaba levemente despeinada, su madre no podría verla así, era impensable siquiera la idea, la regañaría tan sólo ver un cabello suelto y la reprocharía por ser tan descuidada. Camino por el largo pasillo de la entrada, donde estaba el mesón del salón con las hortensias y jazmines, el aroma de las flores aromatizaba todo el pasillo, el cual se acoplaba a los grandes espejos de la sala. Susie camino hasta la puerta del tocador, y giro la perilla con cuidado. El lavabo estaba limpio y se acercó al gran espejo para observarse.Tenía las mejillas rosadas salpicadas de pecas ligeramente expuestas por el polvo del maquillaje, el cabello negro rizado le rosaba los hombros, la piel blanca cremosa deslumbraba ante sus ojos azul cielo.Susie vio como el rojo vivo de sus labios la hacía ver como muñeca de porcelana en vitrina de una tienda de
El sonido de los pájaros de afuera timbraron en sus oídos.La mente, la tenía nublada como una nube de sombras y de neblina esparcida, como las sombras ocultas dentro de un túnel escondido debajo del puente, como el subterráneo tras la guerra. El galope de su corazón era tan desenfrenado que podía pararse en un instante, palpitaba en su pecho de una manera que Susie podía asegurar que le estallaría en un segundo, que daría un clic y dejaría de latir, de vivir. Abrió los ojos perezosamente y lo primero que vio fue la esfera de fuego flotante en el inmenso cielo cubierto de nubes borrosas, esponjosas y blancas. Las llamas se escurrieron alrededor como fuego danzante en la esfera, como miles de espirales relucientes envueltos en uno solo y en ninguno.No era una esfera lo que relucía en el cielo, era el sol con las llamas bailando, con el fuego siendo suelto y firme en esa bola de fuego radiante en el cielo. Susie se quedó observando un rato más, acostada en el césped debajo de ella, vie
El anciano dejo de lado la ventana y empezó a caminar. Ante ello Susie retrocedió dos pasos, tenía miedo, estaba sola y no sabía las intenciones del anciano. Con la mirada Susie recorrió la casa, para buscar un objeto con el cual defenderse, solo deslumbrando un tenedor cerca; volvió su mirada al anciano que cada vez estaba más cerca de ella. Arranco a correr al mesón de la cocina cuando el anciano le agarro el cabello tirándolo hacia atrás. Susie sintió algo filoso en su garganta mientras trataba de respirar con dificultad por el movimiento brusco y el dolor.— ¡Quédate quieta, o te rebano la garganta!, ¡¿entiendes?! —le cuestiono el anciano.Susie logro asentir con cuidado, tenía miedo de enfadarlo, sentía como los ojos le lagrimeaban y el pecho le quemaba al respirar.—Me darán buen dinero por ti en el mercado, ya lo veras —expreso con emoción el anciano mientras se reía de su desgracia.Le dolía el cuero cabelludo debido al fuerte puño agarrado en su cabello, el anciano a cada tan