Dulce veía a su madre caminar de un lado al otro, pero no era eso lo que la estresaba, lo que ponía los pelos de punta a la adolescente, era saber que, por primera vez en diez años, los mellizos Constantini volverían a estar cara a cara, algo había pasado en Italia, algo grande, el mafioso conocido como la sombra de Italia solicito una junta extraordinaria a la mafia mundial, Valentina nuca había concurrido a una, aunque sabía muy bien cómo actuar.
— Déjame ir a mí. — dijo Leonzio por quinta vez.
— No, la tarjeta dice a la reina de Chicago y esa soy yo. — no podían negar aquello.
— Di que estas enferma y…
— ¿Qué clase de mafiosa seria si no puedo enfrentar a mi hermano Ezzio?
— No se trata de enfrentarlo amor… ya pasaron diez años…
— Mi hija pagara su error de por vida, no lo p