CAMBIO DE AIRES

Varias semanas después estaba lista para contactar a Oliver. Seguía decidida a alejarse de todo, así que se sentó a revisar una página de bienes raíces desde su computadora. Montana fue el destino final.

—No sé si es un milagro o qué, ¡ha pasado un mes! ¿Dónde estás? Alec incluso abandonó el país, me dejó dicho que aún te espera, no le interesa ninguna otra mujer.

—Estoy en mi apartamento, llegué anoche. He estado pensando mucho y quiero dar un cambio grande, por eso voy a invertir en Montana.

—De ahí al fin del mundo es cualquier cosa.

— ¡Ay pero que exagerado! Son solo 7 horas a Helena en avión y poco más de 30 en auto. ¿Sabes qué pasa? Que esas tierras amplias y verdes, llenas de vida son muy distintas a las ciudades llenas de edificios. Necesito alejarme de todo. ¿Has hablado de los activos de mi padre con sus socios?

—Ellos están más que felices, la casa ya tiene un par de clientes.

—De acuerdo. En unos veintidós días me marcho, he dejado una encargada de limpiar mi apartamento, te dejaré un juego de llaves.

—De acuerdo.

—Te dejaré la dirección de Rose, la mamá de Michael. Mensualmente le deposito dinero, pero quisiera que le des unas visitas para comprobar que esté bien.

El viaje hasta Helena estuvo tranquilo. Al final decidió hacerlo en auto y 37 horas después, llegaba agotada al counter de servicio al cliente donde estaba una joven de cabellos castaños. Estaba agotada, pero de esa forma había podido llevarse su carro con toda su ropa. No necesitaba nada de muebles puesto que las dos propiedades estaban totalmente equipadas.

—Buenos días joven, ¿puedo ayudarla en algo? tome asiento por favor. Mi nombre es Clarissa.

—Muchas gracias. Estuve en contacto con Andy y le dije que me interesaban dos propiedades, mi nombre es Emily Gold.

—Al fin llega, estuvo hablando con mi compañera, pero anda enseñando unas casas.

—Ah de acuerdo... ¿cómo a qué hora regresará?

La campanilla sonó de nuevo, entró un hombre con una placa en el pecho que le acreditaba como jefe de policía.

—Buen día Charlie.

—Buenos días Clarisa.

—Ella es Emily, viene a comprar casa, pero Andy no está, no sé si podrá llevarnos a verla, mi licencia está vencida.

—No sé por qué no me sorprende Clarissa.  Pero claro que sí, de hecho, acabé mi turno y estoy libre.

—Déjeme revisar cual es la propiedad y nos vamos.

Clarissa empezó a leer los correos entre Andy y Emily. Encontró dos propiedades.

— ¿Tiene alguna preferencia?

—La que tiene el río.

—Esa es la casa junto a la de Carlos Aragón.

La cara de horror de Clarissa fue preocupante para Emily. Y la asustaron sus ojos, habían cambiado a rojo lo que era imposible—hasta que recordó que otras criaturas convivían entre humanos—

Y sin realmente quererlo dejó salir una pregunta que no debería haber dicho.

— ¿Qué son ustedes?

Ambos la miraron y no fingieron no saber de qué hablaba.

—Vampiros. Tú eres humana, pero sabes de nosotros.

—Un amigo es lobo.

—Si quieres vivir, si quieres que tu amigo viva no dirás a nadie sobre él. Puedes seguir adelante y vivir aquí o puedes dar media vuelta e irte.

—Los vampiros, ¿me va a atacar?

—No, a menos que vayas por ahí diciendo que los identificas.

— ¿En esta ciudad no hay solo vampiros?

—Tenemos el nido, colonia o grupo, lo que te parezca mejor de decir, más grande de todo el país. Pero vivimos sin revelar sobre nosotros.

—Caminan a la luz del sol.

—Tomamos sangre, sí. Entramos en iglesias, comemos ajo, comemos como ustedes no por necesidad, pero podemos saborearlo. Caminamos a la luz del sol. Tu vecino no es humano, pero trata de vivir como uno. El concepto de que somos millonarios es falso, tal cual como sucede entre humanos, hay vampiros con más y otros con menos.

Los vampiros de casas nobles como los Aragón, heredan a sus hijos y amasan fortunas tan antiguas como ellos. Otros como nosotros tenemos dinero que hemos ahorrado, podemos forzar a la gente por compulsión, hacernos de sus casas o cosas así, pero los líderes lo prohíben, debemos coexistir en paz.

El susto de Clarissa va ligado a que has escogido una casa junto al vampiro de peor temperamento que existe. Un español que se ha trasladado aquí hace unos 20 años junto a su padre que en paz descanse.  Sus empleados son humanos, su ama de llaves también. Vamos a ver la casa y veremos si siempre la quieres comprar.

El viaje fue rápido. Se detuvieron frente a la casa. Se veía aún más hermosa que en las fotos.

—La casa es grande, hay mucha zona verde y un hermoso río bastante cerca. La propiedad que ve al fondo es la de Carlos. Originalmente ambas propiedades eran una sola pero el viejo segregó y aisló esta parte la cual antes de morir heredó a un pariente lejano y no a su hijo.

— ¿Morir?

—El antiguo señor Aragón tuvo un enfrentamiento con un lobo. Nunca se recuperó y culpó a Carlos. Fue por salvar a su hijo y en la locura de sus heridas cambió, fue como si se hubiese transformado en otro.

Ese pariente había nombrado administradores sin saber que cobraban por el agua, ahora la puso en venta, pero el precio no le sirve a Carlos pues ha tenido más pérdidas que ingresos desde que debe pagar por el agua, atravesamos una crisis muy fuerte en ganadería y los precios de las reses se ha venido cayendo, por eso no vende ganado, pues igual significaría perdidas fuertes.

— ¿Por qué lo hizo la gente? Es decir, cobrarle el uso del agua, los ríos son públicos. Además, si tienen su fortuna como vampiro, porque no gastarla.

—Ahí empieza todo, Carlos nunca trabajó y el viejo era feliz manteniéndole su estilo de vida libidinosa. Al morir, Carlos descubrió que todo el dinero había sido donado. Es decir que se quedó con cualquier cosa. Y como la cerca está en este lado no tiene acceso al agua.

La propiedad de enfrente pertenece a otro vampiro y tiene río, pero están enemistados. Carlos cuenta con más de 1000 cabezas de ganado, cada año pierde muchísimas a causa de la sequía. Hay una cláusula que estipula que Carlos no puede adquirir estas tierras. La única salida legal es si quién la compra se la vende a Carlos, pero nadie ha hecho eso tampoco.

—El lugar me gusta muchísimo.

—Pues entonces ya es suya, puede quedarse de una sola vez y mañana bajar al pueblo por las escrituras.

— ¿Hay algo que deba saber sobre ustedes, sobre qué no hacer?

—Nosotros vivimos en armonía con los humanos, hay aquí criaturas llamadas Faes, que son por así decirlo…duendes mágicos. Son pésimos como enemigos. Christian el doctor es uno de ellos y es quizás quien es la excepción a la regla. Sus padres Faes murieron cuando era adolescente y en Carlos halló a un amigo. Tiene prohibido por los códigos de la ciudad usar su magia. Así que si enfermas te recomiendo que vayas con él, aunque no hará magia pura como tal equilibra energías y si alguien…te maldice, por ejemplo, te sanará.

Si reconoces a un Fae o aun vampiro, haz como si nada, debes ser lista saber dar respuestas rápidas pero que tengan algo de verdad. SIEMPRE.

— ¿Por qué me ayudan?

—La venta de esta casa es una cruz, además nos caes bien. El agua, luz, teléfono e internet están funcionando al igual que el aire acondicionado. Está totalmente amueblada. -—Hablando de cambiar el tema a prisa—

Tomándose un descanso decidió llamar a Georgina. Pero solo estaba la contestadora.

Hola en este momento no le puedo contestar, deje su mensaje.

 —Hola George. Estoy ya instalada, apenas escuches esto llámame a mi celular nuevo, te mandé el numero por texto hace rato.

Ni 20 minutos después ya la llamaba su amiga.

— ¡Hola perdida!

— ¡Hola Emily! Al fin podemos hablar, me he quedado muy preocupada por todo lo sucedido. Lamenté mucho no estar contigo.

—Recuerda que te pedí que pusieras en venta mis cuadros y organizaras las cosas. Me eras más necesaria allá.

—Por lo visto te has instalado, saca algunas fotos y envíamelas por email, quiero saber dónde demonios estás viviendo.

—De acuerdo Georgina.

—Tengo un almuerzo con un abogado guapísimo, nos hablamos luego.

— ¡Disfruta mucho y no te portes bien!

—Nunca lo hago.

Tras una noche de buen sueño, Emily se despertó sintiendo que quizás la vida no era tan mala. Era una mujer soltera, nadie la presionaba y podía sanar con calma. La muerte de su padre acabaría entristeciéndola en algún punto, pero en aquel momento, era la muerte de su abuelo la que la tenía más afectada. Tras calentarse un café, encendió la tele para ver las noticias y llamó a Oliver.

—Hola Emily, gracias por reportarte.

—Te quiero como a un tío Oli. Insisto en el favor que te pedí, no quiero saber sobre nadie del pasado, si preguntan por mí...

—Les digo que estás en un año sabático y que no tengo tu número. Cuídate Emily, repórtate de vez en cuando, eres como la hija que nunca tuve.

—Gracias, de verdad. Te quiero y has sido un apoyo, siempre fuiste parte de la familia.

—Por cierto, he invitado a Rose a salir.

—Te hablé de ella hace como menos de un mes…

—Fui a verla al día siguiente y fue amor a primera vista. A mi edad no hay chance de citas y largos cortejos. Al principio se negó, diciendo que estaba paralitica y ya vez, tres semanas de trabajo rindieron sus frutos y vamos a salir a cenar.

—Pues suerte. Mereces ser feliz.

—Te quiero Emi, cuídate.

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