Me vuelvo ante el ataque de otro omega y busco a Alondra y a Luciano, sin dejar de defenderme de los hombres que no han parado de atacarme.
— Nala — vuelvo a gritar en el momento en el que ella cae al suelo.
Corro de inmediato e intento levantarla, mientras observo como Arcas camina hacia el hombre sin olor.
— ¡Mierda! — Murmuro apretando los dientes.
— Ve por él, Ónix, no permitas que se lo lleve — levanto la mirada y me encuentro con la mirada penetrante de Amara, que, en medio de todo el caos, sonríe observándonos.
— No vas a lograr nada, perruno. Corre por tu cachorro, igual va a morir — Me levanto y me lanzo contra ella, volvien