— ¿Qué ha sucedido? — Me pregunta Ónix y yo contengo las ganas absurdas que tengo de llorar desconsolada.
— El bebé me ha hablado, me ha dicho que está a mi lado y yo solo quería gritar que no me refería a él. — Abro los ojos, impresionada por lo que acabo de decir — Soy una mala madre. — Ónix me acerca a su cuerpo y me abraza, reconfortándome entre sus brazos.
— No lo eres, estás protegiéndolos a los dos — Me muerdo la parte interna de mi labio inferior y frunzo el ceño — Ahora trata con Alondra.
Asiento y hago lo mismo, pienso en Alondra y en lo fuerte que es, pero de inmediato dejo mi mente en blanco y abro los ojos.