– Señora Elena –se apresuró a decir él.
– Director Jones –el frio saludo lo hizo sentir decepcionado y modifico una amplia sonrisa por un gesto más amable.– ¿Dónde está? –me apresuré a preguntar antes de que empezaran con sus historias, excusas y relatos de lo que había sucedido.– Por aquí.Seguí con detenimiento a la maestra. Recorrimos varios pasillos, todos iguales, parecía un laberinto, nunca antes se me había hecho tan grande este lugar. Golpeó una puerta roja y seguido la abrió una mujer de más edad. Me apresuré a entrar sin ser invitada.– ¡Mami! –gritó mi pequeño al verme, tenía su carita cubierta de lágrimas, un enorme trozo de gasa cubría la mitad de su frente.De un solo salto, me acerqué a él y lo abracé.– ¿Qué pasó? –aniquilé con la mirada a las dos mujeres que estaban frente a mí.Y al parecer a director, que nos había seguido silencioso, observando con detenimiento mi reacción.– Se… se cayó del