Capítulo Veintiuno

Me quedé unos minutos más tratando de dejar mi mente en blanco, me levanté para preparar algo ligero para el almuerzo de ambos.

– Come rápido, debemos ir al médico –le dije a Santi que jugueteaba con la comida, aún estaba algo adormilado. Puso cara de no aprobar este y el siguiente plan, él solo quería dormir.

Traté de hacerlo comer lo que más pude y emprendimos el viaje al centro médico, donde siempre lo atendían a él. Apenas llegamos, solicité una revisión sin cita previa, como no era tan urgente, se tardarían en atendernos. Nos sentamos resignados a la larga espera.

Jugamos un rato con las manos para tratar de mantenerlo distraído, al siguiente rato se sintió algo caprichoso y quería que lo alzara y le acariciara. Lo puse sobre mis piernas, se trepó a mi cuello, y empecé a acariciarle la espalda con suavidad, para que se relajara.

De reojo vi cruzar por el pasillo a un hombre alto, de cabellos oscuros y bata larga. Mi corazón se paró de un brinco, él i
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