Celeste
—¿Te habías olvidado de mí? ¿Creías que iba a desaparecer así como así? ¿O pensabas que me iba a pudrir en una asquerosa celda, donde estuve por tu culpa? —reclamaba Noelia con malicia.
—El rey te encerró por traición… lo que hiciste…
—¿Lo que yo hice? ¡Tú tomaste lo que era mío, lo que me pertenecía por derecho!
—¡Tú no tenías ningún derecho sobre Alaric! —respondo molesta. El poder burbujeaba dentro de mí y era tan fuerte que el dolor en mi mano, causado por la pulsera, quedaba en segundo plano.
—¡Claro que sí! ¡Él me fue prometido hace tiempo, los alfas lo acordaron! ¡Yo iba a ser reina! —gruñe y se acerca más a mí mientras intento alejarme.
—¿Solo te importaba eso?
—¡Por supuesto que sí! ¿Y acaso me vas a negar que es lo que tú quieres? ¡Por eso lo hechizaste, ¿no es cierto?! Y el tonto lobo cayó como un idiota.
—¡Alaric es mi mate! —digo molesta, y ella ahora me toma por el cuello. Estoy atada y no puedo moverme. Mi poder desea salir, pero es como si no tuviera escapator