—Ya te lo dije, haz lo que tengas que hacer —le dio un suave beso en la frente—. Sabes que tienes mi apoyo.
—Gracias —sonrió con sinceridad—. Eres demasiado bueno; no lo merezco.
—No digas eso, lo mereces —ella cambió su expresión a una culpable—. ¿Pasa algo?.
—No es nada, debo irme —puso su mayor e