33. Dasha Ivanova
Carlo
No dormía.
En realidad, no lo había hecho durante las últimas semanas.
Simplemente me tumbaba a la cama y oteaba por la ventana esperando que el horizonte me cazara observándole con devoción.
Esa noche, no fue muy diferente a las anteriores, al menos hasta que escuché el rumor de unos pasos.
Sombras y siseos.
Me incorporé de súbito. Alcancé una camisa que había en la espalda de la silla y la pasé por encima de mi cabeza antes de abrir el cajón y sacar mi pistola.
Tenía balas suficientes, así que no me encargué de revisar y simplemente la cargué apuntando hacia la puerta.
Los pasos, aunque de pronto se detuvieron, deduje que no se trataba de una o dos personas, sino varias de ellas.
Tragué saliva y avancé hasta recargarme contra la pared contigua a la puerta. De soslayo, miré el reloj, si quiera entraba la madrugada, pero el salón estaba lo suficientemente oscuro como para no poder vislumbrar a mis posibles enemigos, únicamente sus sombras.
Apreté el mango de la pistola con fuer