Enfrentamiento
Gina
Las luces me desorientaron en cuanto salí del baño. Me sentí mareada y el corazón me latía desbocado. Miré detrás de mí, pero Alessio aún no salía. ¿Qué demonios fue todo eso? Y allí recordé que perdí mis bragas. Me acomodé aquel diminuto vestido. Me arrepentía de habérmelo puesto.
Genave apareció frente a mí, pero unos guardias de seguridad obstaculizaban el pasillo.
—¡Estos estúpidos no me dejan pasar! —gritó mi hermana.
—Idiotas, ella es mi hermana —mascullé.
Los dos gorilas me miraron con interés y me abrieron paso. Genave me tomó en sus brazos.
—Vámonos de aquí —dije con ansiedad—. Salgamos de aquí, Gena.
El cambio de aire me hizo sentir