No me importaba sembrar temor entre los presentes. Ahora lo que más quería saber era cómo se encontraba mi esposa y no estaba para juegos organizados por mi padre. Lo quiero y lo respeto mucho, pero, en estos momentos no soy solamente su hijo, sino el esposo de Adhara.
Por eso, debía priorizar su seguridad y también que fuera atendida completamente. Después de todo, mis heridas eran superficiales, pero las de ellas eran las que más me preocupaba.—Se lo diré, señor, se lo aseguro. — dice el doctor temblando bajo mi brazo.—Uno y t…——¡Ella no fue abusada sexualmente! — Exclama el doctor con nerviosismo, mientras yo siento como mi corazón late tan frenéticamente que puedo escuchar sus latidos en mi oído.—No me mientas. — Le ordeno.—Lo digo en serio, señor, puede comprobarlo por su propia cuenta co