Se me Exige
Kael apenas había dormido esa noche.
El calor del verano hacía agradecer la frescura de la madrugada, y aunque las sombras traían alivio al pasar al pasar el mediodía, él había decidido salir antes del amanecer de todas formas. Caminando en silencio hasta el edificio principal donde lo esperaba el consejo. No quiso despertar a nadie, ni a los niños, ni a Lía. Sobre todo, no a ella. Había algo en su rostro mientras dormía —una mezcla de paz y de cansancio— que lo detuvo a medio paso frente a su puerta. Se marchó sin hacer ruido.
Ahora, sentado en el suelo alfombrado frente a la mesa que solo se usaba para las reuniones de índole importante, Kael mantenía los brazos cruzados y el rostro impasible mientras los ancianos discutían por encima de su voz.
Acababa de exponer las decisiones de la Alianza de Alfas
-La amenaza es externa, pero también interna -Decía uno de ellos.
-Si decides marcharte a formar alianzas, deberías hacerlo después de consolidar tu liderazgo aquí. -Dio