— Despierta Aihnoa. Ey, bebé — escucho a Brandon mientras acaricia mi brazo con suavidad. Abro los ojos. — Hola hermosa.
Me sonríe tan tranquilamente que puedo asegurar que verlo comportarse así me puede llega incluso a asustar mucho más que en uno de sus ataques.
Intento moverme cuando me doy cuenta que estoy acostada sobre una cama. Mis manos y piernas atadas a a las extremidades de la cama y mi boca amordazada. Me desespero y me retuerzo.— Ey, ey, con calma que te haces daño princesa. — acaricia mi frente. Está sentado a mi lado.
Su vista va bajando a mi cuerpo, un extraño escalofrío me recorre cuando mis ojos siguen el camino de su mirada. Pánico se instala en mi vientre y puedo jurar que estoy temblando. Estoy en ropa interior y su enferma mirada me dice lo que quiere. Si no tuviera a mi bebé dentro de mi, si no tuviera en realidad nada a lo que aferrarme, buscaría una vía para acabar de una vez con mi vida. Lo siento por mis padres ya