Capítulo 47

Amaya

Seamos realistas: no hay que ceñirse a las expectativas.

Esa frase se me quedó grabada en el cerebro, a fuego vivo como algo importante, así que terminamos de ver las películas, sin hablar más del tema, al punto en el que me quedé dormida y cuando desperté, me encontré con Alessio vistiéndose cuidadosamente. Y con un disimulo más que evidente, lo chequeé bien, estaba sin la máscara y las cicatrices se veían mucho más claras que la noche en la que lo vi colocándose la crema.

Era un hombre guapo a pesar de las cicatrices, no eran ni grotescas, ni muy llamativas, sí eran rojizas, por lo que destacaban en su piel ligeramente broceada. No eran tan grandes ni extensas, pero sí recubrían desde su cara hasta más de la mitad de su brazo y costado. Más allá de eso, era un hombre de buen ver, era alto, atlético y tenía un trasero que se notaba proporcionado.

Cuando se puso el pantalón y la camisa, casi suspiré por no poder seguir viendo. Era la primera vez que veía a un hombre desnudo así
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