POV: Alexander Líbano
Cuando entré a la habitación, parecía el escenario de una explosión.
Vidrios rotos.
Objetos por el suelo.
El espejo destrozado.
Aslin gritando como si le hubieran arrancado el alma.
Y luego…
Luego se me abalanzó como una fiera herida.
Gritó. Lloró.
Me golpeó con rabia, con desesperación, con todo el dolor acumulado que lleva por dentro desde que la hice mia .
La dejé.
La dejé golpearme.
Cada golpe, cada lágrima, cada grito…
Me daban más poder.
Cuando finalmente cayó de rodillas, derrotada, la observé en silencio.
Esa mujer destrozada ante mí…
Esa criatura tan frágil, rota, destruida por dentro…
Era mía.
—¿Qué demonios te pasa? —le pregunté con frialdad, arqueando una ceja—. ¿Te volviste loca?
Ella levantó la vista, con los ojos enrojecidos, la respiración temblorosa y la voz rota por el llanto.
—Mi problema… es que me embarazaste, Alexander.
Mis ojos se entrecerraron.
Y por un instante, lo admito… quedé en silencio.
Embarazada.
La palabra flotó en el aire como u