POV: Carttal Azacel
Volver a la mansión de Edrien fue como arrastrar una piedra en el pecho. Cada paso que daba hacia esa entrada me recordaba que había fracasado, que había llegado tarde.
Pero ellos estaban ahí.
Mis hijos.
Apenas crucé la puerta, escuché las voces. Pasos ligeros. Risas pequeñas. Y de pronto, como si el corazón me volviera a latir por un segundo, los vi.
Dinora estaba en la sala, vigilante como siempre, con el rostro tenso. Y junto a ella, estaban mis hijos .
Cuando me vieron, todo se detuvo.
Sus ojos se abrieron, y por un instante hubo silencio.
Hasta que Liam corrió hacia mí, seguido por Isabella y Noah .
Sus cuerpecitos chocaron contra el mío como si se aferraran a no volver a soltarme jamás.
—¡Papá! —gritaron al unísono, con las voces rotas por la emoción y los ojitos llenos de lágrimas.
Me arrodillé de inmediato. Abracé a los tres con toda la fuerza que tenía. Mis brazos temblaban. Mi alma se deshacía.
Tanto tiempo sin tocarlos. Sin sentirlos.
Tanto tiempo sepa