POV: Cinthia Carranza
Daba vueltas en mi habitación como un animal enjaulado. Las manos me sudaban, los nervios me punzaban en la nuca, pero aún así… no podía evitar sonreír.
Todo iba saliendo como lo planeé.
Cada palabra, cada movimiento, cada lágrima de esa estúpida de Aslin… todo era parte del plan. Todo estaba calculado. Desde el momento en que volví a pisar esta casa, supe que tenía que destruirla desde dentro. No con gritos. No con fuerza. Sino con astucia. Con paciencia. Como se derrumba una torre: quitando ladrillo por ladrillo, hasta que todo se viene abajo.
Y ya casi estaba allí.
Pero, aun así… tenía miedo.
Un miedo frío. De esos que te recorre la espalda como un escalofrío imposible de sacudir. Porque si Carttal descubría lo que había hecho… si llegaba a saber que me alié con Alexander, que fui yo quien abrió las puertas para que ese maldito tuviera acceso a información de esta familia… entonces sí, estaba perdida.
Carttal podía matarme. Literalmente. Lo he visto en ese est