Damián quiso reírse de eso que acababa de decir. Era una completa basura, su madre iba a hacer que ellos estuvieran más juntos que nunca únicamente para comprobar que los dos estaban de acuerdo con la relación que estaban llevando.
— ¡Hijo! —su madre no esperó siquiera a que él bajara bien del yate, puesto que lo abrazó—. Hace tantos años que no te veía y ahora hasta casado estás por segunda vez.
— Espérate, madre —la apartó, porque tenía que ayudar a la pobre de Charlotte a bajar—. Ven, aquí —le dijo a su hijo para bajarlo y luego ayudó a la humana, quien por culpa de los tacones no se iba a mover como debería—. Con cuidado.
— Vaya, vaya &