Charlotte se olvidó que el alfa estaba en la misma habitación; se lanzó en la cama y se quitó las zapatillas sintiéndose feliz.
— No seas una niña —dijo el alfa dándole unos cuantos golpes en la pierna—. ¿Por qué haces eso?
— Porque estoy cansada y necesito una hermosa cama —abrazó la almohada—. ¿En verdad vamos a dormir en la misma habitación? ¿No será eso un problema entre ambos?
— Es posible que eso pase —el alfa se sentó a su lado—. No había tenido tiempo de disculparme por las cosas que hizo mi hijo, no sé en qué estaba pensando cuando dijo que estábamos juntos.
— Ya es