5. Por favor Fleur come con nosotros.

—Por favor pequeño estoy trabajando, no puedo estar aquí hablando contigo — Fleur no quería tener más problemas, aunque tampoco deseaba seguir siendo acosada.

Lo único que deseaba era poder hacer su trabajo tranquila, solo eso deseaba. Vio como el hijo de su jefe se movió de su lugar y se dirigía hacia ella.

Michael observo cómo el sujeto se movió de su sitio, se encontraba molesto, pero más molesto se encontraba él.

Estaba al tanto que era el motivo por el cual la joven Lombardi tenía demasiado estrés esa semana.

—Por favor, si no van a ordenar nada, podrían de…— ni siquiera termino de hablar.

¿Cómo podría hacerlo con la mirada que le estaba dando Michael en ese momento?

El sujeto trago pesado, al sentir y ver la mirada del padre del niño sobre la suya.

—¿Tiene algo que decir?— le pregunto Michael al sujeto.

Este negó. Viendo a Fleur con enojo.

—Hijo, porque no pides algo para comer— le instruyó Michael a su hijo.

—Si quiero todo lo que hay en el menú infantil — dijo el niño alzando la voz.

Una vez más Fleur no estuvo de acuerdo, pero prefería no pensar en eso, tomo la orden y se dirigió a pedirla.

El hijo de su jefe no dudo en colocarse a un lado de ella, tratando de pedir explicaciones.

Fleur no sabía cómo sacárselo de encima sin que pareciera que precisamente estaba haciendo eso.

—Por favor Fleur come con nosotros — le pidió Michael a Fleur.

—No puedo hacerlo por si no te has dado cuenta estoy trabajando.

—Por supuesto que lo he notado y es por eso que volveré a contratarte por el día de hoy.

Ni siquiera el hijo del dueño del restaurante se atrevió a contradecir a su padre cuando esté acepto el dinero de Michael.

Es más, fue ver que su padre aceptaba el pago de Michael para el marcharse furioso, ya volvería mañana a tener la oportunidad de hacer que la joven Fleur Lombardi aceptará salir con él.

Era la primera vez que sentía que visitar a su padre en las vacaciones había valido la pena.

—¿Te gustan las patatas fritas, Fleur?— le pregunto el hijo de Michael, ofreciéndole un par de papas fritas en la boca.

Fleur le sonrió al pequeño Michael tomando las papas que le ofrecía con su boca.

Por supuesto, ese inocente gesto que hizo con la boca ocasionó que el padre del pequeño tuviera una súbita tos que lo hizo enrojecer.

Fleur no dudó en pararse y darle un par de palmadas en la espalda a Michael, no podía dejar que el padre de ese niño se muriera.

—Basta… Basta…— decía Michael, quien cada vez más sentía los golpes de Fleur fuerte en su espalda.

Esa mujer no solo era testaruda, también era rencorosa y lo único que estaba haciendo era vengarse de haberla obligado a sentarse de nuevo con ellos, aunque la sonrisa que en ese momento ella tenía hizo que se olvidará del dolor que sus golpes en su espalda le habían provocado.

—Me alegra que ya estás mejor— le dijo ella sentándose nuevamente a un lado del pequeño Michael, sonriendo.

Por fin había logrado cobrarse el haberle mojado esa vez en su auto.

Sin embargo, Michael solo sonrió y le respondió.

—Así como a mí me satisface el saber que todos los días ha estado regresado a casa temprano.

Ella solo rodó sus ojos y es que no eras de las personas que le gustaran que le dijeran que hacer era un loco rebelde.

—Papá, ¿Fleur puede acompañarnos al parque?

—¿Puedes? — le pregunto directamente Michael a Fleur.

Aunque le hubiera deseado decir que no, que tenía trabajo, la verdad es que él la había contratado una vez más por todo el día, por lo que no tenía por qué quedarse atendiendo mesa y soportando al hijo de su jefe.

—Si, si puedo — le respondió a ambos Michaels —solo necesito ir por mis cosas.

La tarde con ambos Michaels fue más que agradable, tanto el padre con el hijo le hicieron reír, casi hasta se olvidó que Michael era el mismo hombre que permitía que su hijo pidiera todo el menú de niños solo para satisfacer el berrinche de su hijo.

Una vez más, como todos los días de esa semana, Fleur se dirigía hacia su casa, feliz de terminar un día más. Aunque también esos significaba que el día de mañana volvería a tener que pensar en la manera de rechazar al hijo de su jefe y no ser despedida.

—Fleur, no te preocupes por eso. Tú puedes solucionarlo— se dijo a ella misma palmeando sus mejillas dirigiéndose a casa.

Su móvil sonó justo antes de subirse a su autobús.

—Miriam, no te voy a perdonar.

Quien le hablaba a Fleur era Míriam, su amiga, quien tras ella rechazar su disculpa no fue a trabajar al restaurante, no solo ese día, toda la semana.

Ahora parecía que Míriam se encontraba tomada.

—Por favor, Fleure— sollozaba su amiga —sé que no tengo perdón por dejarte en.ese.bar, pero quiero decirte que soy tu amiga.

Si definitivamente Míriam se encontraba tomada, Fleur jamás la había escuchado así por nadie, ni siquiera por uno de sus tantos novios que su amiga solía tener.

—Míriam, dime, ¿dónde te encuentras?

Su amiga no dudó en darla la dirección donde se encontraba, la encontró en un restaurante de carne asada de un conocido de ambas, bebiendo y comiendo.

—¿Has venido a ver a Miriam?— le pregunto uno de los chicos del local.

Fleur solo asintió por lo que el chico, solo le enseño el área de la trastienda.

—Fleur, por favor… Perdóname— chillo la joven al ver llegar a Fleur.

—Si, si te perdono, le dijo ella al ver que se levantaba de la mesa trastabillando.

Ver a Miriam así hizo que su corazón se ablandará y es que su amiga se veía lamentable.

—Yo realmente soy mala amiga— repetía Miriam.

—Si un poco— le respondió Fleur— abrazándola y llevándola de nuevo hacia la mesa — pero aun así, te quiero y te perdonó.

Fleur le pidió a su amigo que les llevará más carne para asar y bebidas.

—En serio, no debería de perdonarte, gracias a ti no he podido tener una semana tranquila.

—Lo sé, es solo que no podía soportar que tú estuvieras enojada conmigo.

—Lo sé— dijo Fleur.

Michael no podía creer que Fleur volviera a llegar tarde a casa. No después de que la había felicitado.

Tras un par de bebidas y de plática entre las dos, Fleur llevo a Miriam a su casa antes de ella irse a la suya.

Por fin se sentía tranquila y feliz de haber resuelto las cosas con su amiga que se sorprendió mucho de recibir un mensaje nada más llegó a su casa de Michael.

«Señorita rebelde, debo decir que me ha decepcionado mucho el ver qué nuevamente ha vuelto a llegar tarde a casa»

Leer ese mensaje hizo a Fleur ponerse de peor humor.

Ese hombre, como se atrevía a decirle que hacer o que no hacer, no era su padre, ni siquiera su amante como para prohibirle algo a ella.

Odioso.

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