Capítulo 3

—Le llevaré comida, no quiero que nadie vaya cerca de su habitación. Mucho menos ningún hombre.

Aún no controlo lo que siento por tenerla tanto tiempo alejada.

Y otra cosa Isakar, encárgate de que Aleix tampoco lo haga. Puede decirle por error algo a Selene y es lo que menos quiero. ¿Entendido?

—Eso haré papá.

Fui a la cocina para tomar los alimentos que habían preparado las lobas de la manada y de inmediato me fui a la habitación donde había encerrado a mi mujer.

Se sentía tan bien llamarla de ese modo.

Solo que ahora tenía que ganarme el derecho a hacerlo.

Al entrar a la habitación capté su aroma una vez más embriagándome una vez más con este.

—Ven a comer.

Coloqué la bandeja en la mesa pero al ver que ella no se levantó se la coloqué en las rodillas.

—No quiero.

Sabía que tenía hambre, solo estaba siendo infantil al respecto.

En definitiva no se parecía a Audrey sin embargo esto me atraía aún más sin entender el motivo.

—Come o yo mismo te la daré en la boca.

No estoy mintiendo pequeña.

La escuché gruñir sin embargo tomó la bandeja y se la colocó sobre las rodillas antes de comenzar a comer.

Obviamente tenía hambre pero era tan orgullosa que no quería admitirlo.

Tuve que contener una sonrisa que quería mostrarse en mis labios.

Selene:

No sabía que tenía tanta hambre hasta que empecé a comer.

Todo estaba tan delicioso que no presté atención a mi secuestrador hasta que veo un movimiento que hace.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —grité asombrada mirando su cuerpo.

Él se había quitado la camisa mostrando su torso perfectamente musculoso, ahora tenía sus manos grandes sobre el botón de su pantalón y de inmediato mis ojos se abrieron.

—¿Qué crees que hago? Me quito la ropa.

—¡Eso veo, detente!

Vi que sus ojos parecieron burlones mirándome.

—Voy a darme un baño.

Sino quieres mirar puedes cerrar los ojos pequeña.

—Obviamente no quiero mirar ¿Quién te crees que eres? —gruñí molesta y aparté la mirada de inmediato.

Sin embargo no podía evitar mirarlo de reojo.

—Con tu permiso, señorita.

Yo bufé y escuché como la puerta se cerró detrás de él.

De pronto se me había quitado el hambre.

—¿Por qué comienza a atraerme este hombre? ¿Me volví loca simplemente o ha estado utilizando la magia en mí?

Espero que sea la última.

Cerré mis ojos y me acosté sobre la cama aunque a los minutos de divagar escuché como la puerta se abría otra vez.

Instintivamente miré en su dirección y afortunadamente traía una toalla amarrada alrededor de su cintura cubriendo su desnudez.

No solo me fijé en esto sino en las gotas de agua mojando su piel, cayendo suavemente sobre esta.

¿Acaso se veía más sexy que antes?

¡¿Pero qué estoy pensando?! Este tipo es la bestia de la que mi familia me advirtió.

—¿Sabías que dices tus pensamientos en voz alta, compañera?

Miré su sonrisa socarrona y me levanté de golpe de la cama con las mejillas sonrojadas.

—¡Claro que no!

—Lo haces —afirmó él sonriendo por primera vez y mi respiración se detuvo por un momento.

Era mucho más guapo cuando sonríe.

—¿Dónde vas a dormir tú?

Necesitaba cambiar el tema cuanto antes o moriría de vergüenza.

Él arqueó una ceja evidentemente entendiéndolo pero se limitó a responderme.

—Aquí.

—¿Y… y yo? ¿Dónde?

—Evidentemente aquí. Sino te hubiera llevado a otro lado.

—¡Me niego! ¡No dormiré con un pervertido como tú! Quien sabe qué podrías hacerme.

Su cara se volvió seria de repente aunque no me importó.

—Yo jamás te lastimaría ni te tocaría contra tu voluntad, Selene.

—Pues el que yo esté aquí secuestrada no confirma tus palabras. No confío en ti.

—Pues tendrás que hacerlo porque no te irás de aquí.

No lo permitiré, te guste o no —gruñó antes de darse la vuelta.

Tomó la ropa del closet y volvió al baño en silencio.

Por mi parte caminé a la ventana para distraerme con algo que no fuera este hombre del cual no conozco ni siquiera su nombre.

—Quiero salir de aquí, por lo menos déjame salir de la habitación.

—No.

Su negativa a través de la puerta me hizo apretar los labios con molestia.

—No puedes tenerme aquí para siempre. Vendrán por mí, me encontrará y jamás volveré a verte.

La puerta de repente volvió a abrirse.

En esta ocasión él ya estaba vestido y parecía más mortífero que antes.

Sus ojos oscuros se clavaron en mi ser logrando que me asustara una vez más.

—Nadie va a alejarte de mí ¿Lo entiendes pequeña? No, no lo haces. Es por eso que dices todo eso. Pero lo harás Selene.

Algún día entenderás lo que quiero decirte.

Él comenzó a caminar hacia la salida de la habitación sin embargo yo me atravesé en su camino aún con miedo por su mirada.

—Incluso aunque no vengan por mí.

No voy a dejar de intentar escaparme.

Voy a huir de ti de una manera u otra.

Ni tú ni nadie va a detenerlo ¿Lo entiendes tú?

Él apretó la mandíbula pero no respondió.

Me rodeó para salir.

—No voy a dormir con él.

Tiré de las frazadas y tomé la más gruesa junto a un par de almohadas.

—¿Por qué demonios aquí no hay un maldito mueble? De todas maneras no voy a dormir junto a esa bestia.

Coloqué las almohadas sobre el suelo y me acosté sobre este enrollándome en la frazada para que el suelo frío no tocara mi espalda.

—¡Me duele la espalda! Ah, ¿Cómo estarán mis padres ahora?

Intenté acomodarme de diferentes maneras hasta que poco a poco fui cayendo en el sueño debido a lo cansada que estaba.

Aidan:

—¿Está toda la manada reunida?

—Están todos papá.

—Isakar, espera.

Tengo que darte las gracias porque en todo este tiempo te convertiste en el verdadero líder de nuestra manada ¿De verdad no quieres hacerte cargo?

—No papá, todos te han estado esperando y a nuestra madre. Es hora de que lo hagas tú. Somos más fuertes contigo al mando.

—Ojalá pudiera estar Selene y Genevieve aquí con nosotros pero no podemos retrasar esto por más tiempo. Estoy seguro que los cazadores deben estar creando un plan para destruirnos y debemos estar alertas.

—Lo sé.

Caminé hasta donde estaba toda la manada reunida viendo nuevas caras y a personas que ya conocía.

—Manada, estoy de vuelta.

Los aullidos no se hicieron esperar y los vítores de los niños y las mujeres no convertidas también.

—Nuestra manada es más fuerte ahora sin embargo los he reunido aquí para que sepan que los cazadores están planeando destruirnos y la pieza para hacerlo es mi compañera.

Quiero que formemos equipos de guardia para resguardar la seguridad de la manada.

Ni las mujeres humanas ni los niños participarán.

Debemos protegerlos.

Isakar organizará los grupos de guardia y los más jóvenes serán entrenados por Aleix.

Todos estuvieron de acuerdo inmediatamente aceptando a su Alfa de vuelta y eso me complació mucho.

—Papá ¿Puedo verla? Antes no me dejaste…

Aleix me interceptó después de que terminé de hablar con mi manada.

—Como ya le dije a Isakar, tienen que mantenerse lejos de ella. No quiero que nadie la perturbe ni la confunda.

—Pero yo quiero ver a mi madre, quizás si me vea…

—Sólo lograrás confundirla cachorro, los cazadores jugaron con su cabeza intentando joderme a mí.

—Está bien.

No la buscaré por ahora.

—Aleix, también me gustaría que estuvieras con Genevieve, ella está sola en Londres y no sabemos lo que son capaces de hacer los cazadores. No me gusta dejarla a la deriva.

—Voy a reunirme con mi hermana pronto.

—Aún no le cuentes sobre Selene, sabes lo impulsiva que es Genevieve y que no escucha razones.

—De acuerdo.

—Descansa hijo, es lo mejor.

Volví a la habitación y encontré a Selene durmiendo en el suelo sin poder creérmelo.

—¿De verdad lo hizo?

Intenté ver si estaba aún despierta y solo estaba fingiendo pero al ver lo relajada que estaba supe que efectivamente estaba dormida.

Una sonrisa se ladeó en mis labios enseguida.

—Audrey ya no está.

Puede que Selene tenga su rostro y el aroma ligeramente parecido, su alma es la misma, ella es mi compañera pero evidentemente no es igual que antes.

—Vas a convertirte en un dolor de cabeza para mí pequeña ¿No es así?

Me acerqué para llevarla a la cama pero al ver su hermoso rostro cerca de mí no pude evitar soñar.

—Eres tan hermosa.

Te he echado tanto de menos.

Mi mano tomó un mechón de su pelo levantándolo para verlo de cerca.

Me acerqué a su cara hipnotizado por su hermosura.

—Mi compañera, no voy a dejar que te hagan daño.

Mi nariz acarició la suya con suavidad.

Estaba tan cerca de sus labios pero no quise besarla.

—Cuando lo haga tiene que ser cuando estés despierta y sientas la conexión de nuestro ser y nuestras almas vibrando al encontrarse Selene, estamos hechos el uno para el otro pero ya lo entenderás.

Enseguida la cargué acostándola sobre la cama antes de cubrirla del frío y salir de la habitación.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo