Villa de Oro es una villa con vista a la montaña, construida en la ladera, y es complicado salir sin un coche.
Andrés le echó un vistazo mientras ella estaba parada frente a él.
Dulce, encantadora, radiante de juventud.
Como cada día anterior.
Andrés reflexionó un momento y pensó que tal vez ella ya no quería pelear por el divorcio, que estaba cansada, que había aceptado la situación. Entonces dijo:
—El coche siempre ha sido tuyo.
Julia asintió con la cabeza y dijo con una sonrisa:
—Entonces me voy. Ah, recuerda comprar un ramo de flores cuando vayas a ver a Alicia. A las chicas les gustan las flores, le alegrará el día.
Después de decir eso, salió del comedor.
Andrés se detuvo mientras desayunaba y levantó la mirada hacia ella, pero ya se había ido. Parecía estar de buen humor, no como si estuviera molesta o resentida.
Pero él, por alguna razón, se sintió incómodo, como si algo lo estuviera molestando.
Julia llegó a su estudio y pasó todo el día dibujando.
Emilia llegó con su teléfon