—Está bien, tú lo has dicho, el acuerdo terminó. Entonces no tendré a este bebé, ¡mañana mismo iré al hospital a abortarlo! —, amenazó Alicia.
Andrés la miró fríamente, con ojos helados, y respondió con calma: —Bien, si quieres abortar, entonces retiraré toda la inversión que he hecho en los González.
Alicia se tambaleó ligeramente.
Andrés apartó su mano y dijo con frialdad: —Aunque el Rh negativo es poco común, no eres la única. Si tú no lo haces, habrá otras dispuestas a hacerlo.
Dicho esto, le ordenó a Javier que arrancara el coche.
El vehículo salió lentamente del patio, mientras el rostro de Alicia se ensombrecía.
Carolina aún no se había ido.
Originalmente planeaba esperar a Alicia afuera, pero escuchó la conversación con Andrés.
Esperó a que Andrés se fuera antes de salir a ayudar a Alicia.
—Mamá...—, Alicia se apoyó en Carolina y comenzó a llorar desconsoladamente.
Carolina acarició su largo cabello. —Alicia, este es tu destino. No estabas destinada a casarte con los Martín, no