11. Alimañas
Sila de inmediato sintió curiosidad por lo exaltado que veía a su hijo, — Vamos, deja el misterio ya y dinos que pasa.
— Apareció después de tantos años Ayse la hija del ama de llaves el antiguo amor de Yusuf, supongo que la recuerdas.
Claro que ella la recordaba perfectamente, — Pero, ¿cómo es posible que se reencontraran?
— En la obra que acaban de comenzar, ha sido una coincidencia supuestamente.
— Seguro esa mosquita muerta lo hizo a propósito y ¿qué sabe de ella?
— Que tiene dos hijos…
— Por lo menos está casada.
— No estés tan tranquila, es viuda y ahora adinerada.
— Tal como siempre lo pensé, esa chica solo estaba tras el dinero, primero enfoco su interés en nosotros y luego buscó otra opción más lucrativa.
— ¿Crees que debemos intervenir para que el estúpido de mi hermano no caiga en la tentación?
— No podemos ser tan evidentes, déjalo en mis manos, pero debes ir Estambul y averiguar todo lo que puedas de ella, absolutamente todo, debemos saber a qué nos enfrentamos