Le seguimos hasta una sala privada.
— Sólo ella y yo. — dijo Alfred.
— No. — dije — son mis guardias. Es su trabajo protegerme.
Alfred me miró sorprendido.
— ¿Por qué estarías en peligro conmigo? Te protegí y cuidé durante tu estancia aquí hace dos años.
— Las cosas han cambiado mucho desde ese entonces, Alfred.
— Sí, ya lo veo. ¿Alfa, una mujer? ¿de verdad? Eso es antinatural.
Sentí una oleada de rabia y furia procedente de Sahira.
"Maldito machista" — dijo mi loba.
"Hace dos años querías follártelo."
"Todas cometemos errores alguna vez. Al menos no me folló".
— Sí, mujer y Alfa. Vamos dentro, es algo que debemos hablar los ocho en privado.
Alfred me miró mal cuando hice un gesto a mis guardias para que pasasen primero.
— ¿Vienes? — le pregunté después de pasar.
No dijo nada pero entró a la habitación y cerró la puerta.
— ¿Y bien? ¿Qué está sucediendo aquí? — preguntó Alfred y después me miró — la verdad es que me esperaba otra cosa cuando volvieses, no ésto.
"Será cerdo el puto mac