Capítulo 35.
AMARA CORTÉS.
Sus amigos nos miran, eso hace que me entre la timidez y me aleje de él algo disimulada para no hacerlo sentir mal. Cada vez lo siento más cerca y debo admitir que mi vida es mucho más distinta desde que apareció. Soy más libre, menos lo que era hace unos meses.
— ¿Sigue en pie lo de irnos hoy? —Pregunto observando como de una manera hermosa se dibuja en su rostro una sonrisa.
— Por supuesto que si. —Responde y me da un toque en la barbilla con el dedo. — Te dije que íbamos a olvidar las penas ¿No?
— Tengo que contarte algo, mi abuelo piensa que estamos haciendo cosas que no están permitidas y quiere que nos veamos mucho menos. Todo por saltarme una clase para ir a ver como estabas. —Pongo las manos bajo mis muslos para calentarlas— Ya sé que es algo absurdo.
— ¿Por qué te saltas clases?
— Ese no es el caso ¿Qué pasa si no me permite ir contigo hoy?
— Sé como ganarme al sargento. —Rio por como lo ha llamado— Puede que le encante prohibir pero me escuchará y confiará