El griego caminaba por las calles de Boston buscando una tienda en específico, quería comprarle un vestido a Hazel para la pequeña celebración en la empresa, no tenía emociones de asistir, pero Calix logró convencerlo de ir debido a que era el director de la empresa, y como se harían entrega de reconocimientos a cierto personal del trabajo, lo más correcto era que él los entregara.
Entró en la tienda de mujer y todas las personas allí centraron su vista en él, por lo general eran muy pocas veces las visitas de un hombre solitario sin su acompañante femenino, aquello les pareció a las mujeres algo bonito y excitante.
—Buenas tardes, ¿Quién me podría atender? — una empleada de la tienda se ofreció.
—Buenas tardes, señor, ¿En qué lo puedo ayudar?
—Busco un vestido, que sea elegante, sensual