PAPÁ CEO: 3. Necesito una niñera para mi hijo
Cuando volvió al pent-house, el ama de llaves le informó que tenía varias llamadas de una joven.
El CEO esbozó una sonrisa y negó con la cabeza. No hizo falta mencionar su nombre para saber de quién se trataba o qué quería.
— Gracias, Margot — mencionó antes de entregarle a su hijo en brazos e ir directo a la biblioteca.
Tomó el móvil del escritorio y bastó un primer tono para que contestaran del otro lado de la línea.
— Dios, Thiago, no puedo creer que hayas sido un tonto con Lex — dijo su hermana, molesta y triste.
— Ella tenía a mi hijo en brazos. ¿Qué querías que hiciera? — se defendió con indiferencia. Eso le daba un tanto igual.
— Saludarla y ser bueno, además, solo estaba consolándolo.
Thiago volteó los ojos.
— Escucha, Calioppe…
— No, escucha tú, Thiago Da Silva — exigió, después se tomó varios segundos para cambiar su tono de voz a uno más dulce —. No puedes ir por allí desconfiando de todo el mundo. Las personas buenas todavía existen.
— Me alegra que creas eso, yo