7. ¿Nicholas estaba preocupado por mí?
— ¡Ve por el botiquín de emergencia! — ordenó a la joven sirvienta que parecía pasmada a los pies de la cama — ¡Ahora, Francisca!
— Sí… sí, patrón — tartamudeó y salió de allí rápidamente.
Nick volvió la vista a su esposa, ansioso, y apartó un par de mechones dorados del rostro para evaluarla mejor. Lucía mal, terriblemente mal. ¡M4ldita sea!
— ¿Puedes respirar? — le preguntó con voz queda, preocupado. ¡Jodidamente preocupado!
Calioppe asintió, pero le costaba.
Tan rápido como Francisca pudo, volvió a la habitación. Todo el mundo en la casa grande ya estaba al tanto del revuelo y se asomaron curiosos. Romina y su madre se miraron la una a la otra con una sonrisa torcida.
Si ella moría, sería lo mejor. Pensaron como víboras venenosas.
Nicholas se hizo rápidamente del botiquín y sacó todo lo necesario para suministrarle un fuerte antihistamínico en la vía.
Ella se quejó débilmente por el pinchazo.
— Tranquila — le susurró con voz dulce —, pronto estarás bien. El antialérgico no