53. ¡Está usted esperando el hijo del patrón!
Se quedó mirando la varita por eternos segundos. Su pecho subía y bajaba.
— Seño, Calioppe. ¿Está todo bien allí dentro? — le preguntó Francisca, preocupada, después de un largo rato junto a la puerta del baño.
Calioppe se incorporó; se había acuclillado para procesar la información. Abrió la puerta y Kika la miró con gesto expectante.
— ¿Y bien, seño? ¿Qué salió?
— Po…positivo — consiguió decir, todavía asombrada.
La muchacha abrió los ojos, no pudo evitar sonreír.
— ¡Está usted esperando el hijo del patrón! — dijo, con alegría.
Ella pestañeó sin saber cómo sentirse, e intuitivamente, se llevó las manos a esa zona en donde crecía un nuevo ser. Alzó la vista. Sus ojos se empañaron de lágrimas. Una pequeña risita afloró de su garganta.
— Estoy embarazada — se dijo a sí misma, sin poder de verdad creerlo.
— ¡Sí, seño, está usted embarazada! ¡Va a tener al nuevo patroncito de la hacienda! — comentó, feliz, orgullosa. Era una buena noticia. La llegada de los bebés siempre lo era.